Durante la oficialización de Luiz Inacio Lula Da Silva como próximo presidente de Brasil por parte del Tribunal Superior Electoral de ese país, hubo destrozos, incendio de autos y micros llevados a cabo por simpatizantes de Jair Bolsonaro.
Minutos antes, el presidente saliente recibió en los jardines del Palacio de la Alvorada a manifestantes que piden que el Ejército evite el tercer mandato del líder del Partido de los Trabajadores. A la vez, el epicentro de protestas contra Lula fueron en Brasilia, donde se realizó la ceremonia su diplomatura.
Según trascendió, un grupo de estos manifestantes intentó ingresar a la sede de la Policía Federal luego de que fuera detenido por esos actos antidemocráticos el dirigente indígena aliado al presidente saliente, José Acácio Serere Xavante.
La fiscalía afirmó que el detenido incita a sus seguidores a cometer crímenes, y que hay un “claro objetivo de instigar a la población a intentar, con el empleo de violencia o grave amenaza, abolir el Estado Democrático de Derecho, impidiendo la toma de posesión del presidente”.
La policía del Distrito Federal de Brasilia reprimió con gases y balas de goma a estas personas para frenar su ingreso al edificio de esa fuerza de seguridad. "La situación es extremadamente tensa", dijo un vocero policial citado por CNN Brasil.
Por temor a que estos actos de vandalismo también llegaran al hotel donde se alojaba Lula, se reforzó la seguridad. El gobernador de Brasilia, Ibanés Rocha, dijo que la policía estaba en condiciones de controlar las situaciones de tumulto.
Desde que Bolsonaro perdió las elecciones del 30 de octubre ante Luiz Inácio Lula da Silva, quienes lo apoyan realizaron diferentes acciones en contra del cambio de mando en la presidencia.
“La depredación y el intento de invasión del edificio de la Policía Federal en Brasilia son inaceptables”, manifestó Flavio Dino, ministro designado de Justicia y Seguridad Pública para el futuro gobierno de Lula.
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