Con un protocolo inalterable, la reina Isabel II de Gran Bretaña presidió la apertura estatal del nuevo curso legislativo en el Parlamento de Westminster, que arrancó este 14 de octubre en medio de polémica, división e incertidumbre. La lectura del discurso de la reina resumió los 22 proyectos legislativos que centrarán la gestión del premier conservador, Boris Johnson, en una de las aperturas del Parlamento más complejas que ha protagonizado la monarca en 67 años de reinado.
Johnson tiene una minoría de 45 escaños y manifestó su deseo de celebrar las elecciones antes de la fecha oficial del Brexit, el 31 de octubre, o inmediatamente después. Horas antes, el líder del partido laborista, Jeremy Corbyn, acusó al primer ministro de "utilizar a la reina para exponer el manifiesto electoral del Partido Conservador". "Este discurso de la Reina es ridículo, solo es una lista de deseos, con un coste incierto, que el Gobierno no piensa ni tiene medios de ejecutar", denunció Diana Abbot, 'ministra en la sombra' con responsabilidad en política Interior.
"La prioridad de mi gobierno siempre ha sido asegurar la salida del Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre", dijo Isabel II, siguiendo la premisa constitucional británica según la cual el monarca debe leer al parlamento las palabras escritas por el poder Ejecutivo. "Mi gobierno tiene la intención de trabajar hacia una nueva asociación con la Unión Europea, basada en el libre comercio y la cooperación amistosa", agregó.
Esto incluye planes para un proyecto de ley de Tratado de Retirada de la UE que traduzca a la legislación británica un eventual acuerdo que Johnson todavía está negociando con Bruselas cuando faltan solo dos semanas y media para la fecha prevista. En el discurso, la reina detalló así planes para un nuevo régimen pesquero, agrícola y comercial tras el Brexit, y leyes para proteger los servicios financieros y legales del país.
También mencionó una legislación para poner fin a la libertad de circulación de los ciudadanos de la UE y establecer un nuevo sistema de inmigración basado en puntos que entraría en vigor en 2021, y dirigiéndose a los 3,4 millones de europeos que se estima viven actualmente en el Reino Unido, la monarca aseguró que el gobierno mantiene su compromiso de acordarles los mismos derechos que tienen actualmente.
Acusado de manipular a la monarca, que debe permanecer neutral en asuntos políticos, Johnson reiteró en el discurso que quiere trabajar en una "nueva alianza" con el bloque comunitario que esté "basada en el libre comercio y en la cooperación amistosa". Aspira a establecer nuevas regulaciones en materia de pesca, agricultura y comercio, "aprovechando las oportunidades" que surjan de este nuevo escenario aún por concretar.
"Cuando Reino Unido deje la Unión Europea, Mi Gobierno garantizará que sigue desempeñando un papel de liderazgo en los asuntos globales, defendiendo sus intereses y promoviendo sus valores", dijo Johnson en el discurso, confiado en poder estar "al frente de los esfuerzos para resolver las cuestiones internacionales de seguridad más complejas".
"El discurso de la Reina en este momento no solo parece innecesario sino también inapropiado", criticó el profesor Robert Hazell, en el blog de la facultad University College London (UCL), de la Universidad de Londres. "Boris Johnson ya ha causado la más grande polémica constitucional de su reinado, y no debería abusar más de su posición", advirtió Hazell. "Será bochornoso para la Reina y le arrastra de nuevo a la controversia polémica", criticó el experto en cuestiones constitucionales.
Más allá del contexto político, la apertura del Parlamento es, como todos los años, un espectáculo.
Comenzó con la salida de Isabel II del Palacio de Buckingham en el coche de cristal tirado por caballos rumbo a la sede parlamentaria de Westminster. La ceremonia da inicio con un acto en reivindicación de la autonomía de los miembros de la Cámara de los Comunes (que le cierran la puerta en la cara al emisario de la reina) y culmina en el desfile hasta la Cámara de los Lores, donde la soberana pronuncia el texto escrito por el primer ministro sin agregar o quitar nada. En Buckingham quedó el “prisionero” de la reina, un alto funcionario del gobierno de Johnson quien fue retenido allí en caso de que la monarca fuera tomada como rehén en el Parlamento.
El Discurso de la Reina se pronuncia en el recinto de los Lores, donde se invita a confluir también a los miembros de la Cámara de los Comunes, ya que el recinto de la asamblea electiva está cerrada a un monarca constitucional.
En más de 65 años de reinado Isabel II, de 93 años, solo se ausentó de la apertura parlamentaria dos veces, ambas en ocasión de embarazos avanzados. El gran cambio se dio en que la Corona del Estado, de más de 2 kilogramos de peso, fue transportada sobre un cojín de terciopelo y, por segunda vez en su largo reinado, la monarca no la llevó sobre su cabeza alegando que es demasiado pesada para una mujer de su edad.
Tras la lectura, la reina abandonó el palacio de Westminster en el carruaje de cristal para permitir el comienzo del debate sobre los contenidos abordados en el discurso. Sin embargo, las primeras reacciones de la oposición fueron negativas: dicen que se trató de una "lista de sueños" de sabor electoral para un gobierno minoritario, cuestionaron a Johnson sobre el Brexit y definieron como "decepcionantes" las medidas sobre clima y ambiente.
D.S.
