AFP/ANSA
Beirut
A tres días del sangriento atentado en Túnez, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) volvió ayer a sembrar el terror, al atribuirse una ola de atentados en Yemen, que dejaron 142 muertos y 351 heridos. Los ataques suicidas tuvieron como blanco mezquitas chiitas en la capital, Saná, y en la ciudad de Saada. En un mensaje de audio difundido por la radio de EI, Al Bayan, que emite por internet, un locutor leyó un comunicado del grupo que señala que los ataques forman parte de “una serie de hazañas llevadas a cabo diariamente por los soldados del califato contra los enemigos de Alá y de su religión”.
Los atentados fueron perpetrados por cinco suicidas que llevaban cinturones explosivos. Cuatro de ellos irrumpieron en las mezquitas de Badr y Hashush, en Saná, donde detonaron sus artefactos, provocando un verdadero baño de sangre. Un quinto terrorista perpetró solo el atentado en un templo de Saada, en el norte de Yemen y en el principal bastión del grupo rebelde chiita de los hutíes, que tomaron el poder hace unos meses. El momento elegido para el ataque fue durante la plegaria de los viernes, cuando
las mezquitas están repletas de fieles.
Según una fuente médica, entre las víctimas se encuentra un importante religioso hutí, Al Murtada bin Zayd al Muhatwari, imán de la mezquita de Badr. “Los hutíes tienen que saber que los soldados de EI no van a estar tranquilos hasta erradicarlos y cortar el brazo del proyecto chiita en Yemen”, señaló el locutor, en alusión a las presiones de los hutíes contra el gobierno yemení, que sumieron el país en una profunda crisis política y de seguridad. La alocución advirtió que la operación “es sólo el principio de lo que va a venir en el futuro” y que “los yihadistas se vengarán por la sangre de los musulmanes que fue derramada y por las mezquitas que fueron destruidas”. Los miembros de Estado Islámico, de la rama sunnita del islam, consideran que los clérigos chiitas son infieles y que sus seguidores son
una secta.
Dudas. El gobierno de Barack Obama condenó los ataques, pero no confirmó que detrás de ellos esté Estado Islámico y no descartó que su adjudicación sea un acto de propaganda. “Estados Unidos aún indaga sobre la reivindicación del brazo yemenita de Estado Islámico”, declaró el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest.
En caso de confirmarse su autoría, se trataría del primer atentado terrorista de EI en territorio yemení, considerado como la base de la organización terrorista Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA). Yemen está sumido en un profundo conflicto político, agravado desde que el presidente Abd Rabbu Mansur al-Hadi se retractara el mes pasado desde Adén de su anterior dimisión y anunciara que continuaba siendo el presidente legítimo del país, desafiando a los hutíes, que lo desplazaron del poder a través de la lucha armada.
Estado Islámico, un grupo que pretende crear un gran califato en Medio Oriente, está integrado por yihadistas sunnitas y amenaza con exterminar tanto a los chiitas como a otras minorías religiosas, como cristianos y yazidíes. Los recientes ataques en Túnez y Yemen advirtieron sobre un incremento de su poder de fuego.
