INTERNACIONAL
Crisis en el PSOE

Caso Koldo: el escándalo que sacude a España y amenaza al "encantador de víboras" Pedro Sánchez

El gobierno del presidente español se ve asediado por una causa de corrupción incontenible. La estructura del PSOE comenzó a resquebrajarse y los propios dirigentes partidarios piden adelantar las elecciones.

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Acorralado. Dirigentes del PSOE llaman a una renovación que afectaría al propio Sánchez. | cedoc

En la política, como en la selva, hasta los encantadores de serpientes deben temer la mordida. Porque el poder que se domestica puede volverse salvaje cuando menos se espera. Y en España, esa advertencia ha dejado de ser metáfora para convertirse en retrato crudo de la realidad.

El escándalo del “caso Koldo” —que ya se llevó puesto a Santos Cerdán, mano derecha de Pedro Sánchez, y amenaza con salpicar de lleno al corazón del PSOE— no es un hecho aislado. Es apenas el síntoma más visible de un sistema político que lleva años funcionando como una maquinaria opaca, aceitada con lealtades personales, favores cruzados y estructuras paralelas de poder. Una serpiente domesticada que, ahora, muestra los colmillos.

Pedro Sánchez, acorralado por los casos de corrupción en su entorno

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Koldo García, el operador de las sombras, exasesor de José Luis Ábalos y pieza clave en el esquema de contrataciones públicas durante la pandemia, no actuaba en soledad. Grababa, cobraba, presionaba y amenazaba como quien se sabe protegido por las alturas. Su caída destapó una trama de adjudicaciones irregulares, mordidas y silencios cómplices, donde varios funcionarios del entorno más cercano de la Moncloa aparecen, al menos, como facilitadores o beneficiarios de un sistema que se creía blindado

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Presidente de España, Pedro Sánchez

Pedro Sánchez reaccionó con velocidad quirúrgica. En menos de 12 horas, su partido pasó de cerrar filas a entregar la cabeza de Cerdán. En su aparición pública, con gesto adusto y rostro visiblemente maquillado (burdamente) para transmitir gravedad, intentó ensayar una narrativa de víctima institucional. Pero la puesta en escena resultó más estética que ética. Y lo que debía transmitir liderazgo sonó a un guion prestado: el viejo libreto del kirchnerismo argentino, donde el jefe siempre “desconocía todo” y la culpa era de los que “traicionaban la confianza”.

El problema para Sánchez es que esta vez el truco no funciona. Porque el caso Koldo no es una anécdota: es una puerta que, al abrirse, amenaza con dejar al descubierto múltiples compartimentos del poder socialista. Ya no se trata solo de un asesor desbocado, sino de un entorno que empieza a resquebrajarse.

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A la investigación de la UCO se le suman otras causas judiciales que, aunque aún en etapa preliminar, ya pesan en la opinión pública. Su esposa, Begoña Gómez, enfrenta sospechas de tráfico de influencias, por contratos vinculados a entidades donde ella tenía incidencia directa. Su hermano, David Sánchez, es investigado por presunta malversación y cobro de un puesto hecho a medida en la Diputación de Badajoz. Y en el seno del partido, la trama que involucra a Leire Díez —acusada de presionar a fiscales y manipular procedimientos policiales— tiñe aún más el panorama de descomposición.

Renuncia de Santos Cerdán al PSOE
Renuncia de Santos Cerdán al PSOE

En ese contexto, no sorprende que en los pasillos del PSOE se haya instalado el murmullo de la desconfianza. Algunos dirigentes ya no disimulan su incomodidad. Hay quienes piden adelantar los comicios , quienes proyectan un futuro pos-Sánchez y quienes, sin disimulo, preparan la huida como ratas en tirantes cuando el barco empieza a hacer agua. La imagen de poder sólido que Sánchez quiso proyectar durante años hoy tambalea por dentro.

La caída de Santos Cerdán no fue solo la de un dirigente, sino la del modelo que él encarnaba: un poder sostenido más por la obediencia que por la integridad, más por la lógica de aparato que por la ejemplaridad institucional. El PSOE, lejos de ofrecer una señal contundente de regeneración, se muestra paralizado, más preocupado por contener la sangría mediática que por asumir la profundidad de la crisis.

Y así, el encantador de víboras —que creyó controlar a todos los que lo rodeaban— hoy se enfrenta a una selva que le responde cada vez menos. Porque cuando se construye poder sobre redes informales, operadores opacos y favores recíprocos, el día que la víbora muerde no hay flauta que la calme.

El verdadero peligro no es la víbora. Es la arrogancia de quienes creen que pueden jugar con ella… sin correr el riesgo