En Estados Unidos están tomando la Cumbre CFK – Obama con optimismo, pero también con el respectivo cuidado. Si bien en Argentina el vocero presidencial y el canciller están presentando la reunión de Cristina Kirchner con el presidente Barak Obama como “un relanzamiento de la relación bilateral”, todavía quedan muchos temas para solucionar en la agenda de ambas naciones.
Durante la última semana, y previo a la reunión, los principales diarios norteamericanos seguían de cerca los controles impuestos por el gobierno argentino para comprar divisas mientras que a la par explicaban con lujo de detalles las caídas en reservas, las ventas de casi 2 mil millones de dólares en Octubre por parte del Banco Central para mantener el valor del peso, y hacían hincapié en la inflación, en los fuertes gastos en subsidios y planes sociales, los cuales combinados, podrían rápidamente agriar el éxito económico y el crecimiento de los últimos tiempos.
Para peor, Estados Unidos siente que durante estos tiempos ha tenido que “votar” en contra de Argentina para ciertos préstamos en organismos multilaterales, y si bien lo han hecho para defender sus intereses, no es el camino que en Washington hubieran preferido. Posiblemente la Argentina pronto solucione un diferendo judicial con firmas norteamericanas en el Banco Mundial.
Pero la reunión en Cannes deja un mensaje en claro por parte de la administración norteamericana: “Cristina es una amiga de los Estados Unidos” ha dicho anteayer el presidente norteamericano, ubicando a partir de ahora a Cristina como la interlocutora válida y también como la responsable futura del éxito de la relación bilateral. El canciller Timerman, que se había caracterizado por tener un aceitado contacto con Washington, por ahora y debido a los errores cometidos en el pasado, parece haber quedado relegado a un lejano segundo plano.
Círculos cercanos al gobierno argentino y de la prensa local han comentado que Cristina decidió en los últimos días ajustar algunas políticas, entre ellas exigir que sus ministros “se abstengan de mostrarse con una guitarra o contestando vía el Twitter”. La reunión con Obama energizó a la presidenta argentina, y su gabinete inmediatamente percibió el cambio.
Uno de los aspectos que más le interesó al gobierno argentino es mejorar “la comunicación” con el gobierno norteamericano. Un dato no menor es que Obama ha viajado al Brasil en marzo pasado y que el canciller brasileño Patriota haya estado en Washington ya tres veces en lo que va del 2011 a pedido de la presidenta Dilma Rousseff. Pues Brasil –que suele afirmar que no conviene tener un acuerdo regional de libre comercio con Estados Unidos- graciosamente vive gestionando encuentros bilaterales y ya planea una visita de Dilma para Febrero del 2012 a la capital norteamericana en las cuales uno de los aspectos a desarrollar es justamente “ampliar negocios de exportación e importación” en eventos que se harán con la Cámara de de Comercio de los empresarios estadounidenses.
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Si bien es posible que Brasil y la Argentina sigan teniendo excelentes relaciones con Chávez en la UNASUR y ambos participen en el futuro activamente de la CELAC -Una suerte de OEA pero sin EE.UU. y Canadá, que se va a lanzar en Caracas el mes que viene-, las dos naciones sudamericanas quieren tener un puente más férreo con Estados Unidos. Esta dualidad va a tener seguramente en algún punto, enormes fricciones. Washington no estará de acuerdo con muchas de las arengas de confrontación que posiblemente surjan de Venezuela, y en la que Brasil y la Argentina, queden expuestos, tal cual ocurrió en Mar del Plata, unos años atrás, en la visita de George W. Bush. Un dato para agregar: Venezuela vive en parte gracias al petróleo que le vende a EE.UU.
(*) Especial para Perfil.com.