Después de siete años con las puertas cerradas, Irán reabre su embajada en Arabia Saudita. El restablecimiento de las relaciones entre Teherán y Riad se logró con la mediación de China y se materializará en un período menor a dos meses.
¿Qué significa el nuevo acercamiento entre estas dos grandes potencias de Medio Oriente y por qué ahora? ¿Qué interés tiene cada parte?
Lo primero que se debe aclarar es que esto no significa que ya dejaran de existir los conflictos a futuro entre uno y otro Estado, es decir, seguiremos presenciando fricciones entre ambos países, pero ahora encausadas en los carriles diplomáticos.
Es imposible pensar en una región como Medio Oriente sin sus conflictos cotidianos. Pero, la existencia de canales abiertos entre estas ambas potencias regionales rivales permitirá que los problemas que surjan se resuelvan de manera mucho más ágil. O eso esperamos.
Lo que sabemos es que Beijing está en el medio de estas conversaciones, y aquí es donde se presenta un gran interrogante: ¿Qué está intentando hacer China en Medio Oriente? ¿Está tomando el espacio de Estados Unidos en un momento de disminución de su presencia allí?
En los últimos años, el gigante asiático ha realizado una tarea silenciosa. Una tarea paciente que finalmente tuvo su corolario, que significa un hito en la diplomacia regional, a través del auspicio de estas conversaciones.
Lo que busca China con esto -un punto en el que coincido con los principales analistas que han destacado este tema- es ampliar su influencia en la región de Medio Oriente. China busca fortalecer sus lazos económicos y comerciales con los países de la región, aprovechando las oportunidades de inversión y comercio que ofrece.
Además, también está interesada en asegurar su suministro de energía, ya que Medio Oriente es una importante fuente de petróleo y gas natural. Establecer relaciones sólidas con países como Irán y Arabia Saudita le brindará a China una mayor estabilidad en el acceso a estos recursos energéticos.
En cuanto a la disminución de la presencia de Estados Unidos en la región, China está aprovechando esta oportunidad para expandir su influencia y llenar el vacío dejado por el país de occidente. Mientras Washington redujo su compromiso militar y político en Medio Oriente en los últimos años, China ha fortalecido sus lazos en la región y ha aumentado su presencia diplomática y económica.
Pero no hay que perder de vista que China adopta una postura pragmática en sus relaciones con los países de Medio Oriente. No se involucra directamente en los conflictos regionales y busca mantener buenas relaciones con todas las partes involucradas. Esto le permite mantener su posición neutral y facilitar el diálogo y las negociaciones entre las diferentes naciones.
El restablecimiento de las misiones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita es, sin dudas, un paso significativo en el acercamiento entre ambas potencias regionales. Y la mediación que China ha desempeñado también un papel importante en este proceso.
En los próximos días, el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, viajará a Beijing para mantener reuniones con el presidente chino Xi Xinpin. De prosperar, esta gestión podría significar un fortalecimiento de ese rol de China en la configuración del Medio Oriente. Es importante continuar mirando atentamente las jugadas del gigante asiático que busca expandir su influencia, y asegurar sus intereses económicos y energéticos en la región.
*Director del Núcleo de Estudios sobre Medio Oriente de la Universidad Austral.