Uno a uno, Nicolás Maduro nombró el jueves a todos los dignatarios y funcionarios extranjeros que participaron de su asunción. No fue mero protocolo, sino una decisión política fríamente calculada. El líder bolivariano se congratuló: 94 países reconocen la presidencia, dijo, entre vítores y aplausos. Pese al intento de aislamiento internacional de Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y el Grupo de Lima, Caracas se anotó el respaldo de China, Rusia, Turquía, México, Uruguay y el eje bolivariano, integrado por Cuba, Bolivia y Nicaragua.
La asistencia financiera de Xi Jinping, al frente de la segunda economía del mundo, y la alianza político-militar con Vladimir Putin son las dos grandes bazas de Maduro, en momentos en que gran parte de la comunidad internacional desconoce su segundo mandato presidencial. “El mundo es más grande que el imperio estadounidense y sus satélites”, se congratuló Maduro, que cree que su gobierno no será un paria en la escena internacional. “Es posible aislar a un país si los intereses de las principales potencias (EE.UU., China y Rusia) están alineados, pero en el caso venezolano están enfrentados”, afirmó a PERFIL Andrés Malamud, investigador de la Universidad de Lisboa.
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Aliados. El financiamiento de China a Venezuela apunta a “oxigenar” a un importante socio comercial, que atraviesa una aguda crisis económica, marcada por el desabastecimiento de alimentos y medicamentos y por una hiperinflación anual de 1.700.000%. “Venezuela solo produce petróleo, lo que significa que tiene que comprar todo lo demás. La tragedia es que, durante el boom de las commodities, fue el único gran exportador que redujo su producción por deterioro de la infraestructura y falta de inversión. Para volver a extraer y refinar petróleo necesita miles de millones de dólares, pero mientras tanto su principal comprador (EE.UU.) logró la autosuficiencia en gas y se tornó menos dependiente del petróleo venezolano”, considera Malamud.
Beijing fue el principal salvavidas al que se aferró Caracas, que recibió préstamos por 42 mil millones de dólares. “La única potencia que tiene a la vez el interés y la capacidad para desarrollar el sector petrolero venezolano es China, pero solo lo haría de manera directa: no comprando el recurso sino produciéndolo sin intermediación venezolana y pagando un alquiler, como hace en Africa”, agregó Malamud.
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Por su parte, Rusia respaldó ayer a Maduro, al tiempo que acusó a Estados Unidos de atentar contra la soberanía de Venezuela. “La desvergonzada política de Washington, que apunta a la creación anticonstitucional de estructuras gubernamentales alternativas de Venezuela es un abierto atentado contra la soberanía venezolana”, señaló el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado.
Maduro y Putin cultivan una estrecha alianza. Se reunieron en diciembre pasado en Moscú, donde firmaron un acuerdo donde el Kremlin garantizó inversiones en energía y minería por 6 mil millones de dólares. El gobierno ruso y la petrolera Rosneft otorgaron 17 mil millones de dólares desde 2006 a Caracas y Pdvsa. Ese aceitado vínculo también se verifica en la venta de armas rusas a Caracas, entre ellos bombarderos TU-160, transacción criticada por la Casa Blanca.n