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Come poco

Come poco, vomita mucho y tiene alucinaciones: así es la vida del "Chapo" Guzmán en la cárcel

El jefe narco más famoso del mundo sufre por su cautiverio en el 'Guantánamo de Nueva York'. "Estoy enfermo", se lamentó.

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Come poco, vomita mucho y tiene alucinaciones: "El Chapo" Guzmán se queja de la cárcel. | AFP

El más famoso narcotraficante mexicano, Joaquín "El Chapo" Guzmán reapareció este jueves en el tribunal del Distrito Este de Nueva York. Pero el criminal ya no es el mismo que era antes de ser atrapado tras una espectacular persecución: está muy delgado, al parecer porque vomita todos los días -según contó su abogado-, se lo ve con la mirada perdida, mirando al vacío. Su memoria no es la misma y los lujos de los que gozó en México, cuando, según "Forbes", era uno de los hombres más ricos del planeta, son inexistentes.

“Estoy enfermo por toda la situación”
, se lamentó con la voz debilitada en el tribunal. En la Metropolitan Correctional Center, cárcel de máxima de seguridad de Manhattan, la vida no es igual a la que llevaba cuando manejaba 14.000 millones de dólares por el narcotráfico en México. Ahora Guzmán no puede recibir visitas de nadie: sus familiares se comunican por mensajes recibidos por intermediarios y hace 13 meses que no habla con su esposa. "Es una tortura de 24 horas cada día", se lamenta.

El hogar de Guzmán es llamado "el Guantánamo de Nueva York" por su seguridad y por albergar a miembros de Al Qaeda. En un texto que el juez federal no le dejó leer públicamente, Guzmán se quejó de las condiciones en las que se encuentra, según el régimen de aislamiento total al que fue sometido mientras espera el juicio. “Sufro de dolores de cabeza todos los días. Vomito casi todos los días. No me han arreglado dos muelas y me duelen mucho”, dice el narcotraficante.

Las condiciones del cautiverio en las que vive el exjefe del cartel de Sinaloa generaron protestas recurrentes de parte de su defensa, tanto de los dos abogados de oficio que tuvo en los primeros ocho meses tras la extradición desde México, como del abogado Eduardo Balarezo, que asumió el caso en septiembre. La comida que recibe en su celda es “un pedacito de jamón con una tajada de pan, quizá un jugo, eso es todo”, según el abogado. Ni siquiera puede comprar comida en el supermercado de la prisión, privilegio del que sí gozan otros presos

"El Chapo" abandona una hora al día su celda de aislamiento. Más allá del deterioro físico del narco, de 60 años, se quejan de los problemas mentales que el aislamiento le estaría generando. Hace unos meses, su abogado contó que el ex narcotraficante sufría de alucinaciones auditivas, de depresión y de intensos dolores de cabeza, cada vez más frecuentes, que no le permiten concentrarse para estudiar su caso junto a su defensa. 

Guzmán ocupa una celda de 15 metros cuadrados en el área de mayor vigilancia de una de las cárceles de mayor seguridad de Estados Unidos. "Si no está muy frío, hace demasiado calor" en la celda, escribió. La luz debe estar encendida las 24 horas al día porque el prisionero debe estar continuamente monitoreado. Con la excepción de cuando recibe visita su equipo de defensa, solo puede salir de allí una hora al día, que pasa en otra celda en la que hay una bicicleta estática, que ya casi no usa, y una televisión. La mayor parte del tiempo Guzmán lee una Biblia, que el juez le permitió tener después de pedírselo varias veces.

Guzmán está “encerrado 23 horas al día, con la luz constantemente prendida, muy frío en este clima, muy caliente en el verano, no le dan agua, no le dan jabón para lavarse, le duele la garganta por el frío, le duele la cabeza constantemente”, dijo Balarezo, un abogado criminalista de origen ecuatoriano, con experiencia en grandes casos de narcotráfico. "Se está haciendo muy difícil eso", agrega el letrado. “Me he visto anteriormente en este tipo de situaciones donde pasan meses en estos lugares y literalmente empiezan a volverse locos, empiezan a volverse paranoicos, oír cosas”.

“Se nota que su memoria está fallando mucho”, dijo Balarezo en una entrevista en enero. “Repite mucho y cosas que hemos hablado una hora antes no recuerda. Cosas que han pasado en su historia no recuerda completamente y es importante para nosotros [para trabajar en su defensa]. Creo que está también deshidratado, y eso le puede afectar, porque no quiere tomar agua de la llave de su celda porque sale al lado del inodoro. Solo bebe seis botellitas al mes”.

Guzmán fue jefe de uno de los cárteles más violentos y sanguinarios en la historia de México. Su país decidió extraditarlo después de una segunda y cinematográfica fuga de una prisión, en 2015, a través de un túnel de 1,5 km de largo y 10 metros de profundidad cavado hasta el desagüe de su ducha. Apenas llegó a Estados Unidos, el 19 de enero de 2017, la Justicia lo envió a la cárcel de máxima seguridad de Manhattan en estricto régimen de aislamiento para evitar una fuga. El propósito de la justicia de Nueva York es impedir que se fugue y retome la riendas del peligroso cartel de Sinaloa antes del juicio, que será en septiembre.

Estados Unidos sigue buscando los 14.000 millones de dólares que estima que amasó "El Chapo" con el narcotráfico. El jefe de lo que el Departamento del Tesoro estadounidense llamó un "imperio criminal" de tráfico de cocaína, marihuana, heroína y metanfetaminas, está acusado de introducir más de 200 toneladas de droga en Estados Unidos. En su contra hay 17 cargos; el principal es manejo de organización criminal. Basta que sea declarado culpable en solo uno de ellos para que el “Chapo” pase el resto de su vida en esa celda que tanto detesta.