El uso intensivo de la cadena nacional no sólo es debate en Argentina, sino también en Venezuela. Y desde mucho antes. Su presidente, Hugo Chávez, es el precursor de este recurso para "dirigirse al pueblo": el inventor del Aló Presidente (programa en que la población se comunica telefónicamente con el Presidente) lleva 75 horas al aire por su sistema de radiodifusión en un año electoral. Cristina Fernández de Kirchner, su socia política, acumula 15 horas en 2012 en cadena nacional.
Chávez encabezó anoche la enésima cadena nacional por un acto de entrega de bonos desde el Palacio de Miraflores. En su alocución, resaltó la necesidad de hacerlo en cadena porque las “buenas noticias no salen por los medios de comunicación".
“¿Por qué yo mando cadena? Porque todas estas buenas noticias nos las niegan los grandes medios”, indicó. El Jefe de Estado agregó que, por el contrario, “a las malas les echan gasolina”, según informó el portal Noticiero Digital de Venezuela.
"No me cansaré de denunciarlo. A veces da asco cómo mienten, cómo tratan de desmoralizar a este pueblo. Tenemos que decir y reconocer lo malo para que mejoren, pero poner en el tapete las cosas positivas”, siguió el mandatario venezolano, en el poder desde hace 13 años y candidato para un cuarto período presidencial consecutivo.
Defensa intelectual. El filósofo Ricardo Forster, dirigente del grupo de intelectuales kirchneristas de Carta Abierta, defendió hoy el uso de la cadena nacional ante la "enorme invisibilización" a la que dijo que están sometidos los actos gubernamentales por parte de los grandes medios de comunicación.
El intelectual K remarcó: "Los gobiernos, sobre todo de matriz popular, necesitan comunicar lo que están haciendo porque hay una enorme invisibilización", informó la agencia DyN.
"Por supuesto estoy a favor" del uso de la cadena, aseguró el académico, en declaraciones a radio Mitre. "No ha habido gobierno que no haya utilizado por distintos motivos la cadena nacional, tanto argentinos como del exterior, y sobre todo en un época como la nuestra cuando los grandes medios de comunicación, en general, son propiedad de empresas que tienen sus intereses políticos, ideológicos", argumentó.
