INTERNACIONAL
el negocio detras de la tragedia

Cómo operan las redes que trafican gente a Europa por el Mediterráneo

Recaudan 650 millones de dólares al año, transportando a inmigrantes en precarias barcazas. Sólo este año, 1.750 jóvenes murieron en el mar. Un drama que la UE no ve.

Rescate. La marina italiana socorrió en 2014 a cien mil personas, durante la Misión Mare Nostrum. Sin embargo, ese operativo fue cancelado por ser muy costoso. Una postal que  ya no se ve más en el Vi
| Cedoc

El buque “patera” rebalsaba su capacidad. Eran entre 700 y 900 niños, mujeres y hombres los que se habían subido al barco en Libia con la esperanza de cambiar su vida y llegar a Italia. Pero el viaje no salió como esperaban. Naufragaron en la madrugada del domingo pasado. Sólo sobrevivieron 28 personas, entre ellos el capitán tunecino, Mohamed Ali Malek, y su ayudante sirio, Mahmud Bikhit. Arrestados y acusados de fomentar la inmigración ilegal y el tráfico de personas, ahora se enfrentan a cargos de homicidio de 800 migrantes.
La tragedia no fue un episodio aislado: en lo que va de 2015 murieron 1.750 personas al intentar cruzar el Mediterráneo, treinta veces más que en el mismo período del año pasado, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Estos datos no sólo vuelven a abrir el debate sobre una tragedia humanitaria a la que la Unión Europea (UE) parece no encontrarle una solución, sino que además desnudan un negocio multinacional, que genera 650 millones de dólares al año, según reportó la cadena británica BBC.
La embarcación para cruzar el Mediterráneo, que muchas veces se convierte en una trampa mortal, es sólo la parte final del viaje. “Cualquier persona en Libia habla de viajar a Europa. Con dinero, se puede”, afirmó en un inglés titubeante Talese Fisaha, sobreviviente de la tragedia de Lampedusa. El procede de Eritrea, un país al noroeste de Africa, y explicó que la suma de dinero que piden para viajar desde Sudán del Sur hasta Libia es de 1.800 dólares. “Desde la caída de Muammar Kadafi, esto se ha multiplicado. Hay que ser muy sinceros. El gobierno libio no permitía que todos los inmigrantes llegaran a los puertos y muchos morían en el desierto. Esa era la diferencia”, confió a PERFIL Flavio Ronzi, integrante de la Cruz Roja Internacional, con base en Roma.
Inés Díez de Frutos, responsable del área jurídica e incidencia de la red española Acoge, le explicó a este diario que los viajes son muy caros: “Hay que pagar los camiones que cruzan el desierto y al patrón de la patera. Viajan por voluntad propia, pero se ven obligados a tratar con traficantes”.  

Refugiados. Según cifras de la Acnur, 219  mil personas llegaron a Europa por mar en 2014. De ellos, 3.500 murieron o aún están desaparecidos. Este año, 39 mil inmigrantes arribaron a las costas del sur de Italia. “La mitad de las personas que cruzaron el Mediterráneo en 2014 eran refugiados, es decir, las travesías irregulares por mar no son sólo un fenómeno que afecte a personas migrantes, sino que el porcentaje de refugiados ha ido aumentando”, afirmó desde España Rosa Otero, vocera de la Agencia de la ONU para los Refugiados.
¿Por qué ahora hay más naufragios? En octubre de 2013, el entonces primer ministro italiano, Enrico Letta, dio la orden de poner en marcha la operación Mare Nostrum. Italia acababa de ser escenario de la tragedia de Lampedusa, que dejó más de 360 muertos y despertó la indignación del papa Francisco. Pese a la conmoción mundial, sólo el gobierno italiano lanzó un operativo humanitario –ejecutado por barcos militares–, que rescató en un año a cien mil personas y detuvo a más de 700 traficantes. La erogación de recursos hizo que Matteo Renzi desmantelara la misión, reemplazada por la operación Tritón, llevada a cabo por la UE para controlar las fronteras y contener la inmigración. “El fin principal de Mare Nostrum era salvar a las personas en el mar. Pero algunos países europeos lo interpretaron como una promoción a que los inmigrantes dejen sus países”, agregó Díez de Frutos, quien remarcó que “la idea de Tritón es hacer desaparecer el salvamento y que estas personas no ingresen a Europa”.

 

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Los casos de Ceuta y Melilla

No todos los inmigrantes cruzan el Mediterráneo para llegar a Europa. Algunos, saltan la valla que separa Marruecos de Ceuta y Melilla, los enclaves españoles en el norte de Africa. Sin embargo, su travesía terrestre no es menos cruenta que la marítima. Muchos son reprimidos por la policía marroquí, otros mueren en el desierto y los que tienen más suerte, llegan a España, donde pasan meses y años en un limbo jurídico a la espera de su deportación.
Mutilados, lastimados y golpeados, los inmigrantes subsaharianos escapan así de guerras civiles y conflictos en sus países. Sin embargo, el gobierno de España parece ajeno a ese sufrimiento. José Palazón, presidente de la ONG Prodein, tomó en octubre de 2014 una impactante fotografía: varios inmigrantes, subidos en la valla de Melilla, observan cómo golfistas juegan en un campo lindante con la frontera, pagado con fondos europeos. La imagen, premiada con el Ortega y Gasset, expuso la desigualdad que reina en Europa.