Acompañado por todos los obispos del mundo, el Papa rogó por la paz y bendijo a la humanidad. En su oración, pidió liberar al planeta de “la amenaza de las armas nucleares” y recordó el sacrificio de millones de personas en las dos guerras mundiales del siglo XX.
En tanto avanzaba la invasión rusa, Francisco había intentado interceder por fuera del protocolo y también se pronunció al respecto. El papa se había reunido con Alexander Avdeev, el embajador ruso en El Vaticano, en tanto se supo que había estallado la guerra.
"El Papa consideró el conflicto como una 'guerra vergonzosa'"
Por otra parte, el sumo pontífice instó a Kirill, un supuesto exagente de la KGB, a no hablar de la invasión como una “guerra santa”. Desde la Federación Rusa, se ha instalando la idea de que esta invasión se debe a razones religiosas: “Ucrania no es solo un país vecino para nosotros. Es una parte inalienable de nuestra historia, cultura y espacio espiritual”, afirmó Vladimir Putin.
"El Papa Francisco reclamó el fin de la guerra y fue invitado a visitar Kiev"
Asimismo, Putin, había justificado la anexión de Crimea, refieriéndose a ella como una “tierra sagrada”. Bajo estas premisas, La identidad rusa se basa e la fusión entre el nacionalismo y la religión en defensa de valores opuestos a los occidentales, a menudo resumidos en los desfiles del colectivo LGBTIQ+.
Tanto Kirill como Putin perciben los valores de Occidente como “valores falsos” que “conducen a la degradación” porque son “contrarios a la naturaleza humana”. En tanto Ucrania, con una minoría católica, tiene tan dividia la fé, como la población.