INTERNACIONAL
Pandemia

El coronavirus obliga a la gente a morir en soledad y a que se acumulen los cadáveres

La cuarentena hace que los enfermos se queden solos en los hospitales y ni tan siquiera puedan realizarse funerales.

Una ley de emergencia nacional emitida la semana pasada prohibió las ceremonias civiles y religiosas, incluidos los funerales.
Una ley de emergencia nacional emitida la semana pasada prohibió las ceremonias civiles y religiosas, incluidos los funerales. | AFP

La cuarentena y el aislamiento para las personas contagiadas de coronavirus son las principales medidas que implementan los gobiernos para tratar de evitar la propagación de la enfermedad. No obstante, la otra cara de la moneda es que muchos de ellos mueren en soledad, y sus familiares ni tan siquiera pueden despedirse.

Este fue el caso del italiano Renzo Carlo Testa, de 85 años. El hombre falleció la semana pasada en un hospital en el norte de la ciudad de Bérgamo. Su esposa Franca Stefanelli y sus hijos querían despedirse de él pero no pudieron, dado que ellos también están enfermos y en cuarentena. Además, su familia quería darle un funeral apropiado, algo que tampoco va a ser posible. "Es algo extraño. No es ira. Es impotencia frente a este virus", contó la mujer al New York Times.

Los servicios funerarios tradicionales son ilegales en toda Italia como parte de las restricciones contra la acumulación de personas y las salidas al exterior. Por otro lado, una ley nacional de emergencia prohibió las ceremonias civiles y religiosas, incluidos los funerales. Testa lleva cinco días dentro de un ataúd en una iglesia del cementerio local, que está cerrado al público.

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Es que otro problema del segundo país más castigado por el coronavirus es la acumulación de cadáveres. Ya son 2.100 muertes y los ataúdes se amontonan ante la falta de recursos de las morgues y los crematorios. Tampoco se cuentan con suficientes máscaras o guantes para manejar los cuerpos. 

"Desafortunadamente, no sabemos dónde colocarlos", explicó el hermano Marco Bergamelli, uno de los sacerdotes de la iglesia de Todos los Santos en Bérgamo. El hombre precisó que mueren diariamente centenares de personas en la zona, y que se necesita más de una hora para incinerar un cuerpo. Para no desanimar a la población, el sacerdote del pueblo vecino de Zogno decidió sonar la campana funeraria una sola vez al día. 

Desafortunadamente, no sabemos dónde colocarlos, dijo sobre los ataúdes uno de los sacerdotes de la iglesia de Todos los Santos en Bérgamo

El aislamiento es la parte que peor llevan los que están enfermos, más aún los que se encuentran graves. Las asociaciones locales en la ciudad norteña de Brescia empezaron a recolectar donaciones de tabletas para dar a los hospitales para que los pacientes con coronavirus puedan mantenerse en contacto, o decir adiós, a sus familias en casa.

"Para nosotros, es un trauma, un trauma emocional", manifestó al medio estadounidense Alberto Ceresoli, quien edita el  un periódico local L'Eco di Bergamo, donde los obituarios publicados se multiplicaron a niveles nunca vistos: de una página a diez diaria. “Estas son personas que mueren solas y que están enterradas solas. No tenían a nadie que les sostuviera la mano y los funerales tienen que ser pequeños, con una oración rápida del sacerdote. Muchos de los parientes cercanos están en cuarentena”, narró.

En Fiobbio, un pequeño pueblo a las afueras de Bérgamo, Luca Carrara vio como sus padres fallecieron con un día de diferencia. No pudo visitarlos en el hospital porque tuvo que quedarse en casa en cuarentena al experimentar síntomas del virus. Los cuerpos están retenidos en la morgue local a la espera de la cremación.

B.D.N./FeL