Otra vez un representante de la política tradicional tropieza con un outsider y, sorpresivamente, pierde. Ocurrió el domingo en la segunda vuelta de las presidenciales de Costa Rica. El economista Rodrigo Chaves, tildado de candidato antisistema, derrotó al expresidente José María Figueres. Se trata de un cambio impactante en un país, como otros, en el cual el abstencionismo también hizo de las suyas. De ser un partido, hubiera obtenido casi el 43 por ciento de los votos.
Las elecciones coincidieron con un momento clave, de gran erosión en la economía de bienestar que caracteriza a Costa Rica. Una encuesta de la Universidad de Costa Rica revela que el desempleo y la economía en general preocupan más a los ciudadanos que la corrupción, una cuestión para el actual gobierno de Carlos Alvarado, en los mínimos de su popularidad.
Chaves, de 60 años, fue ministro de Hacienda de Costa Rica y trabajó durante 30 años en el Banco Mundial. En la campaña se mostró confrontativo y se ganó el mote de populista con sus arengas contra los partidos tradicionales. Lo compararon con Donald Trump, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador.