Los talibanes van “casa por casa” buscando a detractores y personas que han trabajado para las fuerzas extranjeras y a sus familias, según un documento confidencial de la ONU publicado en las últimas horas, que multiplica el miedo y la desconfianza en las promesas de tolerancia y reconciliación hechas por el grupo islamista radical.
El informe, redactado por un grupo de expertos en evaluación de riesgos de la ONU, dice que los talibanes tienen “listas prioritarias” de personas que desean arrestar. En primera línea están quienes ocuparon puestos de responsabilidad en las fuerzas armadas afganas, la policía y las unidades de inteligencia.
Desde que tomaron el poder en Kabul el domingo 15, y en la mayoría del país, los talibanes intentan convencer al mundo y a los afganos de que no ejercerán el poder de la misma manera que entre 1996 y 2001, cuando dirigieron el país. En ese momento impusieron una visión extremadamente rigurosa de la ley islámica, que penalizaba especialmente a las mujeres.
Pero este informe de la ONU muestra una situación muy diferente. “Toman por objetivo a las familias de quienes se niegan a entregarse y las castigan basándose en la sharia” o ley islámica, dice Christian Nellemann, director del Centro Noruego de Análisis Globales, el grupo de expertos a cargo de este informe.
“Tememos que las personas que han trabajado para las fuerzas estadounidenses, la OTAN y sus aliados, así como sus familias, sean torturadas o ejecutadas”, agregó.
Ataques y amenazas contra periodistas. Los talibanes han insistido en que sus hombres no tienen autorización para entrar en los domicilios. “Algunas personas lo están haciendo, tal vez por ignorancia. Nos da vergüenza”, tuiteó uno de sus responsables, Nazar Mohammad Mutmaeen.
“Persiguen para vengarse, sobre todo a los oficiales de los servicios de seguridad y la inteligencia”, denunció el ex ministro afgano del Interior, Masud Andarabi, a una radio británica. “En las últimas 24 horas han extendido y acentuado sus búsquedas”, agregó el ex ministro, que está escondido y cuya casa fue registrada tres veces desde hace cuatro días.
Ayer, la cadena pública alemana Deutsche Welle informó que el familiar de un periodista que trabajaba para ellos en Afganistán y que logró dejar el país rumbo a Alemania fue asesinado por los talibanes.
Por su parte, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) denunció que los talibanes han registrado esta semana los domicilios de al menos “cuatro periodistas y trabajadores” de medios de comunicación y que hubo reporteros agredidos.
Especialmente dramático fue el llamamiento de la presentadora de la televisión afgana Shabnam Dawran, a la que se le prohibió trabajar esta semana. “A todos los que me escuchan, si es que el mundo me escucha: por favor, ayúdennos porque nuestras vidas están en peligro”, dijo en un video publicado el jueves.
Salir del país. Los talibanes han subrayado que quieren buenas relaciones diplomáticas con todos los países, pero que no aceptarán ninguna injerencia en sus principios religiosos. La mayoría de la comunidad internacional observa escéptica y afirma que juzgará “los actos” y no las palabras de los islamistas.
Algunas señales de oposición ante el nuevo régimen han comenzado a surgir. En el valle del Panshir, al noreste de Kabul, Ahmad Masud, hijo del célebre comandante Masud, asesinado por Al Qaeda en 2001, instó junto al ex vicepresidente Amrullah Saleh a la resistencia y aseguraron que están reuniendo a hombres, civiles y ex soldados. Esta región es la única que no está controlada por los talibanes.
Mientras tanto, miles de afganos han salido ya del país y otros muchos esperan a ser evacuados o batallan para conseguir un visado que les permita partir.
La desesperación ha provocado situaciones trágicas. Ayer, la Dirección General de Educación Física y Deportes de Afganistán informó que Zaki Anwari, un futbolista que jugaba en la categoría juvenil de la selección del país, sufrió una caída mortal tras haber tratado de viajar aferrado a un avión estadounidense que despegaba de Kabul.
También hay personas bloqueadas en los puestos de control talibanes en los accesos al aeropuerto, controlado por el ejército estadounidense.
El G7 y varias agencias de la ONU pidieron a los talibanes que dejen pasar a los afganos y a los extranjeros que quieren abandonar Afganistán.
Inseguridad alimentaria. En total, Estados Unidos desplegó 6 mil soldados para garantizar la seguridad del aeropuerto y facilitar la salida de unos 30 mil estadounidenses y afganos. Hasta ahora han evacuado a unas 13 mil personas en una semana, dijo ayer el presidente Joe Biden.
Ayer, día de descanso y oración para los musulmanes, los talibanes pidieron a los imanes que predicaran por la unidad. “Aquellos que tienen poca fe corren detrás de los aviones estadounidenses. No son buenas personas, deberían quedarse y construir su país”, dijo un imán en Kabul.
Este viernes, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU alertó respecto de que uno de cada tres afganos sufre inseguridad alimentaria debido a los efectos combinados de la guerra y el calentamiento global.
“La situación es desastrosa. Los últimos análisis indican que 14 millones de personas ya se encuentran en riesgo de hambruna severa o aguda, es decir, una persona de cada tres. Y dos millones de niños están en riesgo de desnutrición”, dijo la representante del PMA en Afganistán, Mary-Ellen McGroarty.
*AFP