Los fondos buitre componen un universo inabarcable de siglas, sociedades anónimas, direcciones fiscales y participaciones accionarias. De esa maraña de redes financieras surge un dato insoslayable: en los Estados Unidos, los hedge funds (fondos de alto riesgo) juegan todas sus fichas a un triunfo de los republicanos en las elecciones del próximo 6 de noviembre.
Los datos oficiales sobre el financiamiento de las campañas revelan que estos grupos inversores son uno de los principales sostenes del sueño presidencial de Mitt Romney. Entre ellos aparecen varios de los fondos buitre que litigan contra Argentina por la deuda en default.
El más famoso de ellos es Elliot Management, controlante de NML Capital y gestionado por el inversor norteamericano Paul Singer. Este multimillonario cobró relevancia en las últimas semanas porque fue quien logró un embargo judicial a la fragata Libertad en Ghana. Además de ser el enemigo número uno de la Argentina en tribunales estadounidenses, Singer es uno de los mayores aportantes a la campaña de Romney.
Con 281.925 dólares, figura en el top veinte de los contribuyentes al proyecto electoral republicano y hasta se dice que su opinión fue decisiva para que Romney eligiera al joven legislador Paul Ryan como compañero de fórmula.
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