Carmen Aristegui, la periodista más conocida de México, fue despedida ayer lunes luego de que se negara a disculparse con el presidente mexicano Felipe Calderón, al que acusó al aire de "ser alcohólico". El grupo de medios MVS anunció que rescindía unilateralmente el contrato de Aristegui por "haber incumplido el código de ética" de la empresa.
En su último programa el viernes pasado Aristegui habló de una pancarta exhibida en la Cámara de Diputados, en la cual los miembros de la oposición insinuaban que el presidente, Felipe Calderón sufría problemas de alcoholismo. "¿Tú dejarías conducir a un borracho tu auto? ¿No, verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir el país?”, decía el cartel. Aristegui hizo a continuación un largo editorial sugiriendo que, efectivamente, el presidente mexicano tenía problemas con el alcohol.
Ante esas afirmaciones de Aristegui, que también tiene un programa en la cadena estadounidense CNN, las autoridades de la radio le exigieron que se disculpara con el Mandatario y leyera un "comunicado aclaratorio" de la emisora, pero la periodista se negó a hacerlo. Poco después fue cesanteada y el lunes su voz ya no estaba al frente del programa “Primera Emisión”, que se transmite en una de las frecuencias de más audiencia del Distrito Federal.
Inmediatamente de conocida la noticia hubo una reacción enorme entre el público que, a través del Twitter, ubicó al tema como uno de los más mencionados ayer lunes (Hashtag) en su red social. La cadena explicó en un comunicado que Aristegui "dio por válida una presunción” en su programa del viernes pasado y que se negó a ofrecer una disculpa pública, razón por la cual se le ha rescindido en forma unilateral el contrato”.
Ante las críticas generalizadas durante todo el día lunes, fuentes del ejecutivo mexicano aclararon que no han “influido para nada en la decisión del grupo comunicacional MVS”. Pero en México la respuesta oficial no dejó a nadie satisfecho. Varios periodistas y colegas de Aristegui han puesto en tela de juicio al gobierno de Calderón y afirmaron que el comunicado que le obligaban a leer a la periodista había sido en realidad confeccionado en la residencia de Los Pinos, sede de la Presidencia mexicana.
“Si hubiera ella hablado de otra persona, nada hubiera ocurrido pero como habló del Presidente, la echaron”, decían entre los centenares de que se congregaron en la puerta de la radio para protestar por el despido de Aristegui.
* (Especial para Perfil.com)