Israel multiplicó ayer sus bombardeos sobre posiciones de Hezbollah en el sur del Líbano, al día siguiente de haber matado al comandante de la unidad de élite de la milicia chiita apoyada por Irán y haciendo temer cada vez más la posibilidad de una guerra regional.
Ayer, la aviación israelí machacó el sur de Líbano al día siguiente del bombardeo en la periferia sur de Beirut, que mató a 37 personas, entre ellas altos mandos de Hezbollah, en un suburbio de Beirut.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, canceló su participación en la Asamblea General de la ONU en Nueva York debido, según alegó, a las “horribles masacres israelíes” en Líbano.
La milicia proiraní Hezbollah, poderoso actor político y militar en Líbano, abrió un frente en la frontera con Israel hace casi un año, tras el inicio de la guerra en la Franja de Gaza, en apoyo a su aliado islamista Hamas.
En Gaza, devastada por el conflicto, la Defensa Civil anunció ayer la muerte de al menos 21 personas en un bombardeo israelí de una escuela donde se refugiaban desplazados pero que, según el ejército israelí, servía de base a “terroristas”.
En el norte de Israel, en la frontera con Líbano, la tensión se ha recrudecido y los cruces de disparos entre el ejército israelí y Hezbollah, cotidianos desde el inicio de la guerra en Gaza hace casi un año, se han intensificado.
Israel llevó a cabo ayer nuevos bombardeos contra el sur de Líbano, bastión de Hezbollah, afirmando haber atacado “miles de plataformas de lanzamiento” de cohetes “listas para ser utilizadas” para disparar contra su territorio. Por la noche, anunció nuevos ataques contra “objetivos de la organización terrorista Hezbollah en Líbano”, sin dar más detalles.
Por su parte, el movimiento libanés indicó haber disparado decenas de cohetes contra posiciones militares en el norte de Israel, “unos 90” según el ejército israelí.
Fuerza de élite de Hezbollah. El bombardeo del viernes al sur de la capital libanesa, que dejó un enorme cráter, afectó a una zona densamente poblada.
El balance de 37 muertos, entre ellos tres niños, podría aumentar ya que “aún se están despejando los escombros” del edificio destruido, según el Ministerio de Salud.
Una fuente cercana a Hezbollah indicó que el ataque iba dirigido contra su fuerza de élite, la unidad Radwan, que mantenía una reunión en un sótano y agregó que 16 de sus miembros murieron.
Hezbollah indicó que entre los fallecidos figuraba Ibrahim Aqil, jefe de la unidad, así como Ahmed Mahmud Wahbi, encargado hasta inicios de año de las operaciones militares.
Estados Unidos ofrecía una recompensa de siete millones de dólares por información sobre Ibrahim Aqil, considerado como un “miembro principal” de la organización que reivindicó el atentado contra la embajada estadounidense en Beirut en 1983, que dejó 63 muertos. Este es el tercer bombardeo en el suburbio sur de Beirut reivindicado o atribuido a Israel desde el inicio de la guerra en Gaza. En todos mató a altos jefes militares de Hezbollah.
La ONU se declaró “muy preocupada” por la situación y llamó “a todas las partes a la desescalada inmediata” y a “mostrar la máxima moderación”.
La operación del viernes se produjo tras dos oleadas de explosiones de buscapersonas y walkie-talkies utilizados por miembros de Hezbollah, que entre el martes y el miércoles dejaron 39 muertos y casi 3 mil heridos en bastiones de la milicia en Líbano, según las autoridades.
Israel no comentó estos ataques, ocurridos sobre todo en la periferia sur de Beirut, así como en el sur y el este de Líbano, tres bastiones de Hezbollah. El jefe del grupo islamista, Hassan Nasrallah, lo acusó sin embargo de esas explosiones y prometió un “justo castigo”.