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La policía belga detuvo a un hombre de 31 años por su presunta implicación en los atentados de marzo en el aeropuerto y el metro de Bruselas, informó ayer la fiscalía federal.
El arresto se produjo en un registro llevado a cabo el jueves en el distrito bruselense de Schaerbeek, “en el marco de la investigación ligada a los atentados en el aeropuerto de Zaventem y en el metro de Bruselas”, indicó la fiscalía.
El individuo, identificado como Ali E.H.A., y de nacionalidad belga, “ha sido privado de libertad y puesto bajo orden de arresto”, inculpado de “participación en actividades de un grupo terrorista” y de “asesinatos e intentos de asesinatos en contextos terroristas, como autor, coautor o cómplice”, agregó la fiscalía.
Las autoridades precisaron que no darán más informaciones de momento sobre esta detención, para proteger la investigación.
Versión. El diario belga Le Soir señaló que el detenido estaría implicado en el ataque a la estación de metro de Maelbeek.
Se lo vincula presuntamente con el piso franco descubierto en el distrito bruselense de Etterbeek desde donde partió el comando de los terroristas que atentó en el metro.
Su nombre ya apareció en el marco de la investigación francesa de los atentados del 13-N en París, dado que habría mantenido contactos telefónicos con Mohamed Bakkali, sospechoso de haber ofrecido apoyo logístico a la célula de los ataques en la capital gala.
Los atentados del 22 de marzo en Bruselas dejaron 32 muertos, 16 en el aeropuerto y 16 en la estación de metro Maelbeek, en el barrio europeo bruselense, y más de 300 heridos.
Schaerbeek es la comuna de donde salieron el 22 de marzo tres yihadistas, dos de los cuales se hicieron estallar en el aeropuerto internacional de Bruselas-Zaventem.
Mohamed Abrini, el tercer hombre, conocido como “el hombre del sombrero”, que acompañó a los dos kamikazes al aeropuerto pero no se hizo estallar, fue detenido en Bruselas el 9 de abril y aceptó colaborar con las autoridades.
Combaten a EI en Libia
Las fuerzas del gobierno libio reconocido por la comunidad internacional libraban ayer combates en Sirte y bombardeaban ese bastión del grupo Estado Islámico (EI) situado a 450 kilómetros al este de Trípoli.
La ciudad portuaria, en manos de EI desde junio de 2015, es el objetivo de una vasta ofensiva militar lanzada hace un mes para reconquistar una franja litoral de unos 200 kilómetros en el norte de Libia.
Las tropas leales al gobierno de unidad nacional atacaban con tanques, lanzacohetes y artillería pesada, y luchaban en el centro de la ciudad. “Era una guerra con aviones y artillería. Ahora se convierte en un combate callejero”, dijo un combatiente del gobierno.