Al menos 155 personas murieron y unas 500 fueron heridas en dos atentados suicidas, informó la agencia Reuters. Uno de los ataques se realizó con un camión bomba y otro con un coche bomba, el domingo en el centro de Bagdad, acción que el gobierno imputó a Al Qaida y "sus aliados" para impedir las elecciones previstas en principio para enero.
El primer atentado fue lanzado contra el ministerio de Justicia y el de Trabajo y Asuntos Sociales, que están frente a frente, en la calle Haifa. Diez minutos después se produjo una segunda explosión ante la sede de la gobernación de Bagdad, en el mismo sector.
"No excluyo que esos atentados sean contra las elecciones. Tienen la marca de Al Qaida y de sus aliados que rechazan ver que Irak recupera su estabilidad", afirmó a la televisión el portavoz del gobierno Ali al-Dabbagh.
"Es obra de un grupo que se encuentra en el interior de Irak y que coordina su acción con grupos en el exterior", agregó. En el pasado, Irak ya acusó a Siria de dar refugio a miembros del partido Baas del ex presidente Sadam Hussein.
El hospital al Karma recibió 49 muertos y 333 heridos, entre los cuales numerosas mujeres y anciano que vivían cerca del ministerio de Justicia. En la Ciudad Médica, el servicio de urgencias recibió 30 muertos y 200 heridos. Al hosptial Yarmuk llegaron 8 muertos y 52 heridos y en el de Ibn Nafis se registraron 3 muertos y siete heridos.
Poco después de las explosiones, delante de los ministerios, en la calle ensangrentada podía verse numerosos cadáveres mutilados y restos humanos diseminados por todas partes.
En este primer día de la semana, el tráfico era importante en el momento de la explosión y los periodistas de la AFP pudieron ver decenas de vehículos quemados con sus pasajeros carbonizados en el interior. La policía recogía en sacos plásticos los documentos de identidad de las víctimas.
"Por qué han hecho ésto? Es debido a las elecciones, quieren desafiar al gobierno", decía Mohamed, sentado en el suelo con la camisa ensangrentada delante de la sede de la gobernación. En el ministerio de la Justicia, los daños eran aún más graves y los bomberos tuvieron que instalar escalas para poder sacar a las víctimas.
"Estaba trabajando cuando hubo una enorme explosión, la gente caía a mi alrededor, la oficina quedó completamente obscura y de repente me encontré en el hosptial", relató Haidar Assem, ingeniero de 30 años en el ministerio de Municipalidades. Hasta el hospital al-Karama llegaron decenas de personas para consultar la lista de víctimas.
"Dónde está Kazem, dónde está mi marido? Los vecinos me dijeron que estaba aquí, pero no lo encuentro", se lamentaba Um Ahmed, de 45 años. El sábado, el comandante del ejército había advertido contra el riesgo de un repunte de la violencia en los nueve próximos meses debido a la celebración de elecciones generales y de la instalación de un nuevo gobierno.
En una entrevista a la agencia internacional AFP, el general Alí Gheidan, también se declaró preocupado por las repercusiones de una eventual postergación del comicio previsto para enero. El domingo, los dirigentes iraquíes deben reunirse para tratar de ponerse de acuerdo sobre una nueva ley electoral que permita la celebración de elecciones el 16 de enero.
El sábado, el Parlamento fracasó en lograr un acuerdo sobre este texto, debido a la enconada disputa entre árabes y kurdos por el control de la región petrolífera de Kirkuk. El presidente del Parlamento Iyad al-Samarra? había anunciado haber "transmitido la ley electoral al Consejo político de seguridad nacional para que tome una decisión de aquí al domingo". De producirse tal decisión, el Parlamento se reunirá el lunes para votar la nueva ley.