La cárcel de la isla San Lucas, que funcionó entre 1873 y 1991 albergando a los reos más peligrosos de Costa Rica, busca crecer como destino turístico con su oscura historia de torturas y la riqueza natural que la rodea. El sitio aún no es del todo apto para recibir visitantes, por lo que hay en marcha proyectos oficiales para restaurar sus históricas edificaciones, que se encuentran muy deteriorados por el paso de los años.
Las autoridades estiman que, gracias a las obras que comienzan a llevarse a cabo, San Lucas tendrá mejores condiciones para recibir a un máximo de 800 turistas por día, y así promocionar la isla como un lugar histórico y de gran riqueza natural.
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