Un terremoto de magnitud 6,2 sacudió el norte de Albania este martes 26 de noviembre sumergiendo al país en el miedo y el caos. A medidas que pasaron las horas, el número de muertos y el daño empeoraron y el gobierno teme que haya decenas de muertos. Hasta el momento solo se confirmaron 20 fallecidos, pero el número de personas desaparecidas es gigantesco. Además, más de 600 personas resultaron heridas.
El movimiento telúrico se registró poco a las 3.56 de la madrugada del martes, según las estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), siendo el segundo temblor fuerte registrado en los últimos dos meses. El sismo tuvo su epicentro a 30 kilómetros al oeste de Tirana, con hipocentro a una profundidad de diez kilómetros, según el USGS. La zona vivió también más de un centenar de réplicas y, horas después del primer seísmo, se registró otro de magnitud 5,4 en Bosnia y Herzegovina, según informó EuropaPress.
El temblor principal, seguido por más de un centenar de réplicas en los Balcanes, tuvo el epicentro entre Shijak y Durres, no lejos de la costa, y también hizo temblar la capital Tirana, donde la gente salió a las calles en pánico. La profundidad del terremoto, entre diez y veinte kilómetros, según algunos expertos, evitó el riesgo de un tsunami, pero no evitó la muerte y la destrucción, sobre todo en Durres, la segunda ciudad y puerto principal del País de las Aguilas, sacudida horas más tarde por otro sismo de 5 grados y dejándola prácticamente destruida.
“El fin del mundo sucedió”, lamentó un ciudadano. “Los yesos cayeron uno tras otro, se podían ver los ladrillos sobresaliendo desde las paredes, me sentí dentro de una película apocalíptica”. Según la agencia italiana Ansa, el terremoto derrumbó dos hoteles en el área de la playa, matando al menos a cinco personas. Otros ocho, según testigos, quedaron atrapados en los escombros de una casa.
En la aldea de Thumana, a 40 kms. de la capital albanesa, el derrumbe de varios edificios dejó 5 muertos, mientras en Kurbin, un hombre murió después de arrojarse fuera de su vivienda desesperado, en pánico. "El techo cayó sobre nuestras cabezas y no sé cómo pudimos escapar. Dios nos ayudó", contó Marjana Gjoka, que dormía en el cuarto piso de un edificio junto a su sobrina.
El primer ministro albanés, Edi Rama, pidió "calma y mantenerse cerca el uno del otro para enfrentar este golpe". Y visitó Thumane para acercarse algunas familias afectadas, que están alojadas en tiendas improvisadas, visiblemente conmocionadas. El gobierno hizo un acuerdo con los hoteles en Durres, Kavaja y Vlora para evitar el riesgo de que las personas desplazadas sufran a la intemperie las bajas temperaturas invernales.
Las imágenes de edificios derrumbados en zonas urbanas recuerdan al terremoto registrado en 1979 en la localidad de Shkoder, cerca de la frontera con Montenegro. Albania es uno de los países más pobres de Europa con un nivel de ingresos medios que supone menos de un tercio de la media, según Eurostat.
D.S.
