INTERNACIONAL

El noruego Breivik ideó la masacre tras jugar al "World of Warcraft"

El autor de la masacre de Noruega confesó haberse "preparado mentalmente" con videojuegos desde 2006.

El asesino noruego afirmó haberse entrenado con videojuegos.
| AFP

El ultraderechista Anders Behring Breivik, procesado por la matanza de 77 personas en Noruega en dos atentados el año pasado, explicó este jueves que se preparó desde 2006 para realizar sus ataques entrenándose con juegos de video.

En el cuarto día de audiencias en Oslo, Breivik relató que en 2006, cuando tenía 27 años y volvió a vivir en la casa de su madre, se aisló socialmente pasó a jugar a "World of Warcraft" hasta 16 o 17 horas por día. "Algunos sueñan en dar la vuelta al mundo en un velero, otros sueñan con jugar al golf. Yo soñaba con jugar a 'World of Warcraft'", dijo el extremista de derecha ante el tribunal.

Según Breivik, "no es un juego violento", pero fue ese juego el que le permitió "la preparación mental" para la masacre que perpetraría cinco años más tarde. El asesino confeso relató que también jugó bastante "Call of Duty - Modern Warfare", un juego de simulación de tiros. "No me gustaba especialmente este juego, pero está bien para entrenarse", comentó.

Desde esa época de los juegos de video, explicó, ya sabía que ejecutaría posteriormente una "operación suicida", pues no pensaba sobrevivir a los ataques del 22 de julio de 2011. Además, dijo, sabía que no quería morir sin haber realizado "el sueño de toda una vida". La idea original, reveló, era realizar el año pasado tres atentados a bomba y posteriormente el tiroteo en Utoeya. "El plan eran tres autos cargados de bombas seguido por el tiroteo", dijo Breivik.

Poco más tarde pasó a entrenarse en un club de tiro, y consiguió armas a las que bautizó con nombres inspirados en la mitología nórdica: llamó Gugnir a su fusil y Mjoelner a su pistola Glock. Inclusive llamó Sleipner a su automóvil. "Sabemos que las armas tienen nombres en la mitología noruega, y escogí perpetuar una tradición", dijo.

En esta cuarta jornada, sin embargo, Breivik prefirió omitir el tradicional y provocador saludo -con el puño derecho golpeando el pecho y luego el brazo derecho extendido- que tanto sufrimiento había causado en los días anteriores a los familiares de sus víctimas.

Si bien el miércoles había optado por guardar silencio sobre sus contactos internacionales o la supuesta existencia del grupo extremista Caballeros Templarios, al que dice pertenecer, este jueves Breivik inclusive sonreía ampliamente al hablar de sus técnicas de tiro y combate.

Breivik admitió los hechos pero afirmó que estaba en guerra para proteger a los "noruegos auténticos" contra la "islamización", y por lo tanto no podía declararse culpable.

Si fuese considerado como penalmente irresponsable, podría pasar el resto de la vida en un hospital psiquiátrico. Responsabilizado, deberá cumplir una pena de cárcel de 21 años prolongada indefinidamente mientras siga siendo considerado peligroso.