A pesar de que ya nos tiene acostumbrados a sus actitudes humildes, hoy el Papa Francisco volvió a protagonizar un nuevo episodio. El Sumo Pontífice compartió el almuerzo con los trabajadores de una planta industrial del Vaticano, acción que sorprendió a todo aquel que se encontraba en la cafetería.
El Papa Francisco es un líder religioso peculiar en el buen sentido. Desde que se inició su mandato como máximo líder religioso de la Iglesia católica ha tomado decisiones chocantes para todos, como cuando cambió el trono de oro papal por un modesto sillón, eligió un anillo del Pescador de plata y no de oro, pidió permiso a la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, para saludarla con un beso, en Buenos Aires solía viajar en colectivo y subte como un ciudadano más, recorrió la Plaza de San Pedro en un jeep blanco abierto, abandonando el Papamóvil a prueba de balas usado frecuentemente por Benedicto XVI entre muchas otras.
Hoy no ha sido excepción y decidió ir hasta la cafetería del Vaticano y unirse a los empleados para compartir junto a ellos la comida del mediodía.