El Papa Francisco presidió en el Coliseo Romano el tradicional Vía Crucis acompañado de miles de personas. Hoy más temprano, el pontífice dio inició la ceremonia central del Viernes Santo, con la adoración a la Santa Cruz en la Basílica de San Pedro, en Roma, donde oró durante unos minutos postrado en el suelo como señal de inicio al rito que conmemora los pasos de Jesús camino a su crucifixión.
En una jornada que convoca a cientos de fieles de todo el mundo y para prevenir ataques masivos, la seguridad de la máxima autoridad de la Iglesia Católica fue reforzada y la zona es vigilada por patrullas de la policía, el ejército y cuerpos especiales de Inteligencia.
Ayer, como parte de las ceremonias de Semana Santa, Francisco le lavó los pies y dio la comunión a 12 detenidos, entre ellos un argentino, al celebrar con una visita "estrictamente privada" a una prisión de las afueras de Roma la misa de la Cena del Señor. En el lugar cumplen condena 70 presos culpables de delitos graves, de los cuales ocho de ellos sufren tuberculosis.
"Todos somos pecadores, todos tenemos nuestros límites y nuestros defectos", les dijo a los presos. Horas antes, visitó a su antecesor Benedicto XVI, que el próximo domingo cumplirá 90 años, en el monasterio Mater Ecclesiae, ubicado dentro del Vaticano, con motivo de la Pascua y para darle un saludo personal, informó hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
