En las celebraciones del Jubileo, el Papa León XIV llamó a los obispos de todo el mundo a renovar el voto de pobreza y el “celibato y la virginidad por el Reino de los Cielos”. Además, pidió afrontar los casos de abuso sexual infantil con la ley en mano.
Ante cuatrocientos obispos y cardenales de diferentes países, en la Basílica de San Pedro, el Pontífice dio este miércoles las directrices que deberán guiar a los sacerdotes en su conducta. “La prudencia pastoral, la pobreza, la perfecta continencia en el celibato y las virtudes humanas”, señaló el Papa.
“No se trata sólo de ser célibe, sino de practicar la castidad del corazón y de la conducta; y, de este modo, vivir el seguimiento de Cristo, para poder manifestar a todos la verdadera imagen de la Iglesia, que es santa y casta en sus miembros como en su Cabeza”, detalló León XIV.
Brasil manifiesta su optimismo en la cumbre del Mercosur
Al mismo tiempo se refirió a las denuncias sobre abuso y ordenó a los obispos que “deberán ser firmes y decididos al afrontar las situaciones que puedan provocar escándalo, así como cualquier caso de abuso, especialmente contra menores, ateniéndose a las disposiciones vigentes”.
El Papa sobre el voto de pobreza
La Iglesia Católica, a diferencia de otras religiones, ordena al clero el desprendimiento de los bienes materiales; además de considerar a Jesús como el “enviado a llevar la Buena Noticia a los pobres”. En esa línea, el nuevo Papa destacó que los obispos deben tener “un estilo sencillo, sobrio y generoso; digno y al mismo tiempo adecuado a las condiciones de la mayoría de su pueblo”.
“Las personas pobres deben encontrar en él un padre y un hermano, sin sentirse incómodas al encontrarse con él o al entrar en su casa. Está personalmente desapegado de las riquezas y no cede a favoritismos basados en estas o en otras formas de poder”, indicó el Papa.
El Papa llamó al diálogo y a la prudencia
En otro pasaje, León XIV recordó al Papa Francisco por su “sabiduría pedagógica” al guiar con prudencia a la comunidad en un mundo convulsionado e incierto, y destacó el diálogo como herramienta.
“La prudencia pastoral es la sabiduría práctica que guía al Obispo en sus decisiones, en el gobierno, en las relaciones con los fieles y con sus asociaciones”, indicó. “Una clara señal de prudencia es el ejercicio del diálogo como estilo y método en las relaciones, y también en la presidencia de los organismos de participación, es decir, en la gestión de la sinodalidad en la Iglesia particular”, concluyó.
LM/DCQ