Desde Beijing
En China, las ideas políticas del actual presidente no solo tienen rango constitucional sino que también se estudian en las universidades. Aquí proliferan cátedras e institutos dedicados al pensamiento de Xi Jinping, que pretenden difundir su concepción del desarrollo nacional entre los jóvenes chinos.
Los estudios universitarios sobre el “pensamiento Xi” forman parte de una campaña de exaltación de la figura del mandatario en círculos sociales influyentes. Solo el líder revolucionario Mao Zedong había alcanzado antes semejante nivel de ascendencia en vida.
El nombre completo de la doctrina Xi es “Pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era”. Aunque empezó a tomar forma desde su asunción en 2012, la primera vez que se lo mencionó oficialmente fue hace exactamente un año, durante el XIX Congreso del Partido Comunista. Tras su incorporación al texto constitucional, el Partido se propuso extender el “pensamiento Xi” a todos los aspectos de la vida política y social.
Según comprobó PERFIL, al menos 25 universidades chinas ya abrieron o anunciaron planes para abrir institutos de investigación dedicados al pensamiento de Xi desde que sus ideas fueron consagradas en la Constitución. La primera en hacerlo fue la Universidad de Renmin, una de las más prestigiosas del país, con el objetivo explícito de que la visión presidencial “entre a los materiales de clase, las aulas y los cerebros de los estudiantes”.
El avance de las ideas de Xi en el ámbito universitario es impulsado por la Academia China de Ciencias Sociales, la mayor organización de financiamiento de los estudios de humanidades en China, que desde hace tiempo tiene al “pensamiento Xi” entre sus prioridades a la hora de la asignación y el reparto de recursos.
Vista desde Occidente, la difusión universitaria del “pensamiento Xi” puede parecer una idealización banal de la figura presidencial por parte de un gobierno autoritario. No obstante, las ideas de Xi son más un proyecto de poder de la clase política china que una inspiración personal. La “nueva era” no es otra cosa que el camino hacia la transformación del país en la primera potencia mundial antes de 2050.
Según el gobierno chino, el “pensamiento Xi” tiene línea de continuidad histórica con los postulados marxistas del maoísmo y con la “reforma y apertura” iniciada hace cuatro décadas por Deng Xiaoping; aunque del maoísmo hoy no pervive más que en la base del sistema político y partidario.
En cuanto a las universidades, China duplicó su cantidad en la última década, en busca de competir con los Estados Unidos por el liderazgo global en investigación científica y tecnológica. Sin embargo, muchos miembros de las élites políticas y empresariales del país aún eligen enviar a sus hijos a estudiar al extranjero. La hija del propio Xi se educó en Harvard.
Para los institutos dedicados al “pensamiento Xi” también será un desafío insertarse en el mainstream de las universidades chinas más serias y rigurosas. La Universidad de Beijing, por ejemplo, tiene desde hace años un centro sobre teoría política de Deng, pero este nunca logró salir de la periferia académica de la institución.