El candidato de ultraderecha Pablo Marçal llegó descalzo a su lugar de votación en las elecciones municipales que se celebraron este domingo en Brasil. De esta forma, al más puro estilo de “no me importa nada ca…” ingresó en el cuarto oscuro a último momento. En las primeras horas que siguió al cierre de los comicios, los cómputos mostraban que el personaje estaría en la segunda vuelta frente a Ricardo Nunes, el actual intendente paulistano perteneciente al centroderechista partido del Movimiento Democrático Brasileño (MDB).
Con el correr de los minutos, a eso de las 20 horas, hubo una notable inversión de tendencias: el candidato de la izquierda Guilherme Boulos logró pasar a la segunda vuelta, que tendrá lugar el 27 de octubre próximo.
El éxito de Boulos consistió en superar la figura “disruptiva” de estos comicios, el postulante Marçal. Pero la diferencia entre ambos fue de menos de un punto, lo que mantuvo en vilo a los dirigentes de ambas campañas. Sólo en San Pablo ocurrió semejante paridad entre los tres aspirantes: Nunes salió primero pero apenas con medio punto de diferencia respecto del postulante de izquierda “light”.
Ganó De Moraes: Musk se rinde, paga más de US$ 5 millones de multas y pide que rehabiliten X
A nivel nacional, arrasaron los partidos de la centro derecha, que inclusive forman parte, en su mayoría, integran el conglomerado de ministros del gabinete de Lula da Silva. Es cierto que en Río de Janeiro el triunfo condecoró al actual intendente Eduardo Paes (MDB) apoyado por Lula. Y también hay que mencionar la ciudad de Recife (Pernambuco) donde el socialista Joao Campos salió airoso de la disputa, al conseguir de entrada su reelección.
Por el lado de la derecha convencional, el Partido Liberal (PL) liderado por Jair Bolsonaro, le dio al ex presidente algunos premios precisamente en algunas ciudades donde suele dominar la influencia de Lula da Silva. El derechista Unión Brasil, que tiene ministros en el actual gobierno federal, conquistó el mayor número de intendencias a lo largo y ancho del país.
Porto Alegre es otro testimonio de que el PT no pasa por su mejor momento, al menos en las capitales. Allí, la petista María del Rosario logró entrar en la segunda vuelta en esa ciudad, pero a una gran distancia del centrista Sebastián Melo. Esto permite presumir que no llegaría a consagrarse como intendenta , justo en Río Grande del Sur donde durante muchos años dominó su partido.
Liderados por China y Brasil, países de la ONU conforman el Grupo de Amigos de la Paz
Para Lula y la dirección petista es un desafío en vista de las presidenciales de 2026. Es cierto, sin embargo, que en materia de popularidad una cosa es el presidente brasileño y otra muy distinta es el partido político que él mismo fundó en los años 80. Este líder popular tuvo en cuenta esa desigualdad y decidió motivar a su agrupación para que ponga en el futuro más empeño en la acumulación de fuerzas en el interior de Brasil.
El presidente tiene conciencia de que tanto intendentes como concejales juegan un papel nada despreciable a la hora de elegir diputados y senadores federales, como también gobernadores de los 26 estados.
Quién perdió realmente la oportunidad de tener relevancia política en el orden nacional fue Pablo Marçal. Hubo de su parte un ego demasiado dominante, como afirmaban hoy miembros de su campaña. Eso lo llevó a enfrentarse, por ejemplo, con Bolsonaro quién optó por apoyar al centrista Nunes y castigar así al nuevo actor de la extrema derecha. Estas derrotas no son simples de superar.