Nicaragua - Cadáveres flotando en el mar,
más de cien muertos estimados,
al menos 100.000 damnificados en comunidades aisladas y acechadas por el
hambre, la sed y las epidemias, reflejan la
enorme tragedia humana que dejó en la costa Caribe de Nicaragua el huracán Felix.
El gobernador de la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), Reynaldo Francis, reconoció
que "
los desaparecidos en alta mar podrían ser cientos" y que otro medio centenar
estarían "
atrapados en el bosque", tras el paso del huracán.
"
Hay muchos cadáveres flotando por Cabo Gracias a Dios", en la frontera marítima
entre Nicaragua y Honduras, declaró el jefe de comando militar de Estados Unidos radicado en
Nicaragua, teniente coronel Robert Gaddis, sin precisar números.
Los cuerpos fueron localizados por dos helicópteros norteamericanos de reconocimiento que
sobrevuelan la zona de desastre en busca de víctimas. Sobrevivientes de naufragios que ocurrieron
en medio del huracán relataron que la gente que no logró aferrarse a una tabla se ahogó sin que
ellos pudieran hacer nada y que sus cuerpos fueron vistos después a flote.
"Yo vi morir frente a mis ojos a tres personas de nueve que salimos huyendo en una panga que
se rajó en dos", dijo Rosa Rivera, una miskita de 33 años que sobrevivió tres días en el mar sobre
una cubeta plástica y que aún no reaccionaba a la pérdida de su hijo.
La mayoría de las víctimas que se estiman hasta el momento en más de un centenar, son
nativos de la etnia miskita que vivían y trabajaban en faenas de pesca artesanal y buceo de
langostas en los manglares de los cayos Mikitos, Mara, Deimans Pat, Witis y Wiplin, que
están ubicados en la franja noreste de las costas del Caribe norte y que fueron arrasados por el
huracán. Las autoridades locales aseguran que evacuaron a más de 1.000 personas de los islotes.
Familiares de desaparecidos que llegan todos los días al muelle del puerto a esperar noticias
de los suyos, creen sin embargo que muy poca gente evacuó a tiempo de los cayos y que la mayoría
murió.
María Calero, una miskita de 60 años de la comunidad costera de Sandy Bay, que fue azotada
por el huracán, dijo llorando que no podían encontrar a seis familiares suyos que fueron dados como
desaparecidos.
Los mikistos exigen a las autoridades que les entreguen los cuerpos de las víctimas,
se
sienten abandonados y molestos por la falta de información. "La gente está
molesta, quiere información, queremos que nos digan los nombres de los heridos rescatados en
Honduras, que están en el hospital de Puerto Lempira", dijo Roger Leitón, uno de los afectados.
Los cadáveres seguían llegando este viernes a la ciudad gracias a las operaciones de rescate
que el gobierno intensificó por aire, mar y tierra. Se estima que más de 60 comunidades indígenas
del litoral norte y llanos próximos a Bilwi, centro del municipio de Puerto Cabezas, fueron
afectadas por el ciclón, de las cuales más de 20 estarían incomunicadas.
La masiva ayuda y apoyo que está brindando Estados Unidos y otros países permitió a las
autoridades locales comenzar a organizar a la gente para despejar los caminos, distribuir alimentos
y atender a los más necesitados.
El comité de emergencia de la RAAN conformó una brigada especial de vecinos para abrir
caminos en cuatro comunidades que están aisladas desde hace cuatro días en la zona del llano norte,
y buscar los cuerpos de los desaparecidos.
Los extraviados son personas que salieron a trabajar en fincas cercanas o en una mina de la
zona, que no han regresado a sus hogares desde el paso del ciclón, dijo el concejal regional
Rigoberto Cabezas.
Los alcances de la tragedia, sin embargo, apenas empezaban a perfilarse. Datos
preliminares indican que el huracán arrasó con unas 400.000 hectáreas de pinos en la RAAN, 500 km
al noreste de Managua, afirmó la ministra del Medio Ambiente, Juana Argeñal. Cuatro brigadas
salieron hoy a la zona afectada para evaluar los daños ambientales, en la infraestructura y la
producción.