INTERNACIONAL
denuncian cien casos solo en marzo

Gatillo fácil, el nuevo drama de los negros en EE.UU.

Tras las protestas en Ferguson, la violencia policial contra afroamericanos reapareció con el asesinato de un joven en Carolina del Sur. Críticas a Obama.

A sangre fría. Un testigo grabó con su celular los últimos segundos de vida de Walter Scott. En el video se observa al policía Michael Slagger apuntar y disparar contra el hombre desarmado. Tras herir
| Cedoc

La escena hiela la sangre. Todo transcurre en pocos segundos, registrados por el celular de un testigo. La víctima, Walter Scott, corre, cansino pero desesperado. El oficial Michael Slagger levanta su arma y apunta, a pocos metros de distancia. Abre fuego sobre la espalda del joven afroamericano. Un tiro. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Y, finalmente, el octavo y último disparo, que hiere de muerte a Scott, desparramado ya en el suelo. “El sospechoso está abatido. Me sacó mi Taser”, informa en la radio policial. Segundos después camina hacia el herido, lo esposa y arroja su pistola eléctrica junto al cuerpo de su víctima. Tras esa maniobra, le toma el pulso a Scott, cuyo “crimen” fue circular con un automóvil con un faro roto.

El trágico episodio no fue aislado, pero puso esta semana a North Charleston, una ciudad de cien mil habitantes de Carolina del Sur, en el centro del mapa en Estados Unidos. Sólo en marzo hubo cien casos de gatillo fácil en el país, según denunció la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).
A cincuenta años de la histórica marcha de Selma, hito del movimiento de libertades civiles encabezado por Martin Luther King, los afroamericanos asisten a un nuevo flagelo en Estados Unidos: la brutalidad policial. Los abusos y crímenes de las fuerzas de seguridad motivados por causas raciales sacuden al país gobernado por Barack Obama. Las imágenes de la ejecución de Scott dieron la vuelta al mundo y recordaron las escenas más dantescas registradas en el sur del país en la década de 1960.

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En los últimos casos de violencia policial contra negros, las escenas son similares: personas desarmadas son ultimadas por la policía ante la menor sospecha de la comisión de un delito y de la posibilidad de darse a la fuga. El debido proceso duerme el sueño de los justos. Pero ¿por qué decenas de oficiales utilizan una fuerza desmedida y la violencia al detener a ciudadanos negros?
Uno de los principales motivos es la tristemente célebre política de “stop and frisk”, que consiste en detener e interrogar en la vía pública a un sospechoso –sin arrestarlo–, aun cuando no haya cometido un crimen. Implementado inicialmente en Nueva York por el ex alcalde Rudy Giuliani, quien aplicó la “tolerancia cero” para bajar las tasas delictivas, es una práctica común en policías de otras ciudades y estados. De hecho, Chicago se erigió como la ciudad líder en aplicar esa táctica, con 250 mil casos entre mayo y agosto de 2014. Según la ACLU, el 72% de los detenidos eran negros, en una ciudad con sólo el 32% de población afroamericano.

Antecedentes. El año pasado, el crimen de Michael Brown quebró la paz social en Ferguson, Missouri, epicentro de multitudinarias protestas, que en algunos casos culminaron con violencia, saqueos y heridos. Darren Wilson, el oficial que le disparó en una persecución tras el presunto robo de una caja de cigarrillos, fue absuelto por el Gran Jurado. Meses después, Eric Garner fue estrangulado por uniformados en Nueva York. “No puedo respirar”, dijo, segundos antes de morir, al ser reducido por los uniformados.

Críticas. El impacto político de esas muertes llevó a Obama a aprobar el “Interim Report of the President’s Task Force on 21st Century Policing”, un documento oficial con recomendaciones para que las fuerzas de seguridad reduzcan las tasas criminales y reconquisten la confianza de la ciudadanía. Pero las críticas no cesaron. “Aunque duplicó las investigaciones a los departamentos de policía en los últimos cinco años, el Departamento de Justicia no logró presentar esos abusos policiales como un problema nacional”, escribó Michael Hirsh, editor del diario Politico.
La asignación de recursos federales para prevenir estos casos también apunta contra Obama. En el último presupuesto, el Departamento de Justicia recibió 26 mil millones de dólares, de los cuales sólo destinó 147 millones a la División de Derechos Civiles, encargada de velar por la legalidad de los procedimientos policiales.

David Remnick, autor del libro El puente. Vida y ascenso de Barack Obama, cree que es infantil pensar que Obama solucionará todos los conflictos raciales. “Este es un país construido, en algún punto, sobre la esclavitud. Pese a que hubo un inmenso progreso en los últimos años, las cosas no cambian al ritmo que nos gustaría. Problemas tan profundos como los prejuicios sociales no se solucionan con un discurso o con la firma de un decreto”, confió a PERFIL el director de The New Yorker.
Pese a que un afroamericano ocupa la Casa Blanca, el racismo de algunos policías aún marca a fuego la política de Estados Unidos. En ese contexto, no hay sueño americano para los negros. Para ellos sólo hay pesadilla y dolor.