La Paz - La crisis política en Bolivia avanza a una mayor crispación con el crecimiento de una huelga de hambre ciudadana y la decisión de dos gobernadores de engrosarla, a pesar del pedido del presidente izquierdista Evo Morales de ceder posiciones para encarrilar el diálogo.
La oposición política al gobernante de origen aymara-quechua se concentró en las regiones de los llanos, especialmente en Santa Cruz y el Beni, donde se masificaron las huelgas de hambre en demanda de una modalidad de voto de dos tercios en la Constituyente.
El prefecto (gobernador) de Santa Cruz, la de mayor desarrollo del país, Rubén Costas inició una huelga de hambre la noche del lunes, poco después de que su colega de Beni, Ernesto Suárez, adoptara similar medida.
Otros cuatro alcaldes de Beni, entre ellos Moisés Shirique -ligado a la dictadura del extinto militar Hugo Banzer (1971-78)- y ocho principales dirigentes regionales de Santa Cruz, también están en ayuno.
Pese a que la temperatura política aumenta, Morales abogó para que los grupos ciudadanos adversos depongan las protestas, en sintonía con la mesa de diálogo abierta este domingo.
"Cuando se dialoga se suspenden las medidas de presión", afirmó Morales, que recordó que en sus tiempos de dirigente del gremio de cultivadores de coca era frecuente dejar sin efecto las movilizaciones cuando se negociaba con algún gobierno de turno.
Morales destacó la voluntad demostrada por su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), de suspender las deliberaciones de la Asamblea Constituyente para allanar el camino del diálogo, pero a la vez, reclamó reciprocidad de los comités cívicos de conversar, sin protestas.
"Lamento mucho que cuando se hacen esfuerzos, algunos (comités cívicos) no quieren suspender las presiones", apuntó el presidente, que se reunió con la Iglesia católica e invocó nuevamente la pacificación del país.
En contrasentido con el pedido gubernamental, los huelguistas han manifestado que el número de ayunadores supera el medio millar de personas en todo el país. Mientras Morales llamaba a suspender las protestas sociales, el presidente de la poderosa Cámara privada de Industrias y Comercio (CAINCO) de Santa Cruz, Gabriel Dabdoub, y un ex comandante de las Fuerzas Armadas, Alvin Anaya, ligado a una fuerza de derecha, comenzaron la huelga de hambre en una parroquia en la
ciudad de La Paz.
Decenas de militantes del MAS intentaron retirar a los huelguistas, pero fueron dispersados por la policía antimotines.
Las huelgas y protestas exigen que el MAS revise el sistema de votación en la Constituyente que privilegia el sistema mixto de mayoría absoluta (50%) y los dos tercios por otro exclusivamente de dos tercios, como exige la oposición.
La oposición insiste en que el Gobierno acepte que la Asamblea Constituyente apruebe cada uno de los artículos de la nueva Constitución que debe redactar por mayoría de dos tercios (170 de 255 votos), propuesta que Morales considera está destinada a "entorpecer e inviabilizar" la labor del órgano deliberante.
El MAS dispone de mayoría en el órgano deliberante y pretende redactar una Constitución a medida de los cambios propuestos por Morales. La situación alcanzó una magnitud insospechada, al punto que el Defensor del Pueblo, Waldo Albarracín, reclamó a los bandos en conflicto a consensuar el sistema de votación para la redacción de la nueva constitución.
Morales intenta pacificar el país a cuatro días de la apertura de una Cumbre Sudamericana, el 8 de diciembre en la ciudad central de Cochabamba.
Fuente: AFP