En la tarde del lunes 4 de enero se produjo en Sucre, Bolivia, una inundación que hasta el momento tiene como saldo 4 muertos, 7 heridos y 6 desaparecidos, entre ellos 3 adultos y 3 niños. Las cifras oficiales fueron dadas desde el Ministerio de Gobierno boliviano, donde el Ministro Carlos Eduardo del Castillo Carpio, afirmó que se están realizando todos los esfuerzos "para dar con las personas desaparecidas y no lamentar más bajas" en la capital boliviana.
El hecho, que duró aproximadamente una hora y media y produjo un aumento del nivel del agua de hasta 1,5 metros, generó pérdidas humanas pero también materiales: muchos autos quedaron cubiertos y arrastrados por la correntada de agua y barro. Desde fuentes locales afirmaron que las bocas de tormenta se taparon por la caída de granizo y la potencia del agua en tan poco tiempo.
También se produjeron daños en el histórico Mercado Campesino, un lugar reconocido del comercio local que tiene más de tres décadas y que fue abatido por la correntada. Muchos vendedores tuvieron que subir a los techos de sus locales y separar el granizo con sus propias manos. Tanto la mercadería arrastrada como los puntos de venta vacíos generaron robos de mercadería. Según el medio local Correo del Sur, las pérdidas monetarias varían entre 1.000 y 15.000 bolivianos (aproximadamente entre 12.000 y 180.000 pesos argentinos). Las autoridades de Sucre continúan con las tareas de limpieza, en tanto que algunos comerciantes intentan recuperar parte de lo perdido.
El hecho, que duró aproximadamente una hora y media y produjo un aumento de agua de hasta 1,5 metros, generó una catástrofe humana pero también material: muchos autos quedaron cubiertos y arrastrados por la correntada de agua y barro
El impacto de la inundación se refleja en números pero también en la contundencia y el poco tiempo que tuvo el agua para causar los destrozos. Según confirmó a Correo del Sur el Director Departamental del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología, Franz Delgadillo, no se daba una precipitación de estas características desde el año 1997. El fuerte caudal generó que las calles se convirtieran en una avalancha imparable. "Esto se ha vuelto un río que ha arrasado con todo, tenemos arrastre de algunas casetas de venta, asimismo vehículos. Hay mucha gente que ha perdido algunos productos de venta", indicó a medios locales el Director Municipal de Riesgos, Osvaldo Rojas. A esta hora, las autoridades siguen trabajando en la recopilación de datos que den cuenta de los resultados finales del temporal.