Que Barack Obama haya ganado el Nobel para muchos es buena noticia. Quizás por sus ideales, quizás por todo el ascenso que ha tenido luego de un período muy belicista de su predecesor. Pero para otros, en los que me incluyo, Obama aun tiene mucho por recorrer y quizás es un premio muy prematuro.
Suena un poco marketinero y extraño que a un presidente le den un Oscar, por una película que aun está en “producción”. Aunque a todos les guste el argumento o el libro. Obama solo tiene 9 meses de gobierno y no figuraba en los “candidatos” iniciales. El Nobel se lo dieron “por su agenda diplomática y por haber cambiado el clima en política internacional.
La prensa ha tomado en Estados Unidos el tema desde varios ángulos. Es un golpe a favor del Demócrata, que venía cayendo en encuestas. Pero para la oposición y los Republicanos, les parece una jugada de “la Europa” que “ha comprado su discurso”.
Pero Obama ya tiene algunos méritos. Ha prohibido la tortura, y hasta prometió cerrar Guantánamo. Pero se trata de anuncios que no se saben cuando se pondrán totalmente en práctica ya que la cárcel en la punta meridional cubana, aun sigue funcionando.
Además, Obama aun no ha logrado sus principales objetivos internacionales. La añorada paz en Medio Oriente, eje central de su campaña exterior está aun estancada, porque las partes no se sientan a dialogar, y todavía no logran la “confianza mutua” bajo la órbita del norteamericano.
Por si fuera poco días pasados Obama tuvo un duro golpe en Copenhaguen donde perdió Estados Unidos la candidatura a los Juegos Olímpicos del 2016. Ahora, muy cerquita en Oslo, le levantan su ánimo.
Obama está presionado para aumentar las tropas en Afganistán por parte de los cuadros militares del Pentágono. Guerra que ya lleva 8 años y que tuvo casi mil bajas norteamericanas. A la vez, Obama ha anunciado retirarse de Irak, pese a que la seguridad ha caído en la región.
Obama es una promesa en el medio de un mar de presiones. Entre ellas también es la de dirigir a un país que tiene un desempleo ahora alto, con varios millones en búsqueda de trabajo, luego de una crisis inmensa que pareciera empezar a superarse. Tampoco Obama logra cerrar tan fácilmente su añorado plan de “Salud gratuita para todos”. Tiene las ideas, pero aun no ha terminado su obra.
Quizás el premio le ha llegado por adelantado y le sirva para ampliar su gestión, para mejorar su fuerza creativa, para intentar aun más lograr sus anhelos. Pero también implica un riesgo. El problema está en que tanta “alabanza” prematura -que no le faltaba en este momento, ya que Obama aun tiene una enorme reputación- complique su ego personal ó cause “tensión” en aquellos que lo presionan con temas complejos.
(*) Especial desde Estados Unidos para Perfil.com