El conflicto entre Irán y Estados Unidos fue el tema elegido por el semanario británico The Economist en la tapa de su última edición, que advirtió sobre la amenaza de una guerra entre la Revolución Islámica y la Casa Blanca. La relación bilateral, deteriorada desde la asunción de Donald Trump, terminó de resquebrajarse esta semana, cuando el gobierno de Hasan Rohani anunció que Irán suspenderá la aplicación de algunos de los compromisos firmados en el acuerdo nuclear de 2015, entre ellos la venta de excedentes de uranio y agua pesada. Ese acuerdo había sido abandonado por Estados Unidos hace un año.
Además, Teherán dio un ultimátum de sesenta días al resto de firmantes del acuerdo –Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania– para que garanticen las transacciones bancarias de Irán y sus exportaciones de petróleo. El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, urgió a Europa a normalizar los lazos económicos con Irán y a no dejarse intimidar por Estados Unidos. “En lugar de exigir que Irán cumpla unilateralmente con un acuerdo multilateral, la UE debería cumplir con sus obligaciones, incluida la normalización de los lazos económicos”, aseveró.
Washington, en tanto, impuso esta semana sanciones a las exportaciones iraníes de hierro, acero, aluminio y cobre, que se suman a las aplicadas contra numerosos sectores el año pasado, entre ellos el bancario y el petrolero. Además, envió al Golfo Pérsico el portaaviones USS Abraham Lincoln y una fuerza de bombarderos B-52, en reacción a supuestas amenazas iraníes contra blancos estadounidenses que no fueron especificadas.
“Irán no se está alejando del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, según sus siglas en inglés). La Administración de Trump violó este acuerdo y el derecho internacional. En este contexto, ellos son los criminales. Irán se mantuvo dentro del JCPOA, incluso con la suspensión de algunos de sus principios, que se limita a sesenta días. El objetivo es presionar a la Unión Europea para que cumpla sus promesas”, explicó a PERFIL Arshin Adib-Moghaddam, profesor de la Universidad de Londres.
La tensión creció este viernes, cuando miles de iraníes salieron a las calles de Teherán con consignas antiestadounidenses, para reclamar que su país abandone totalmente el acuerdo. En tanto, la Guardia Revolucionaria iraní, catalogada por Washington como un “grupo terrorista”, descartó que su país vuelva a negociar con Estados Unidos.
Llamados. Trump afirmó que desea reunirse “algún día con los líderes de Irán para alcanzar un acuerdo”, aunque aseveró que Teherán debería antes “alterar de manera fundamental su conducta”. “Me gustaría que me llamen”, expresó el republicano, que, según la cadena CNN, habría proporcionado a los líderes iraníes un número telefónico para comunicarse directamente con él.
La amenaza de un enfrentamiento militar en Medio Oriente está latente.“Irán ha sido amenazado durante años por la administración Trump e Israel. Por supuesto, está intentado evitar una guerra. El problema es que todos nos enfrentamos a una administración de los Estados Unidos que está ideológicamente ciega y es antihumana”, agregó Adib-Moghaddam, autor del libro Psico-nacionalismo: pensamiento global, imaginaciones iraníes.
El inicio del artículo de The Economist simbolizó la alarma que generó en Occidente la escalada entre Irán y los Estados Unidos. “Los tambores de guerra están sonando otra vez”.