Desde Jerusalén
A cinco meses de la última ofensiva militar de Israel sobre la Franja de Gaza, israelíes y palestinos coinciden en su preocupación por una eventual nueva escalada del conflicto, pero esta vez con eje en Cisjordania. La muerte de un ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) el miércoles, tras ser golpeado por soldados israelíes durante una manifestación cerca de Ramallah, elevó la tensión entre ambos gobiernos y renovó el temor a posibles reacciones violentas en la zona. Ayer, un palestino atacó con ácido a una familia israelí en un paso fronterizo y luego recibió un disparo de un sujeto de civil.
Según el ejército de Israel, un hombre que hacía “dedo” cerca de un checkpoint en Cisjordania roció con ácido a un matrimonio judío y a sus cuatro hijas, de entre ocho y diez años, luego de que la familia lo recogiera con su auto. Los seis atacados sufrieron heridas leves. Un civil israelí que circulaba cerca de allí disparó contra el agresor y lo hirió de gravedad en una pierna, antes de que fuera arrestado por las fuerzas de seguridad.
El episodio tuvo lugar en un contexto de alerta general por las repercusiones de la muerte de Ziad Abu Ein, ministro palestino para las Colonias y el Muro del Apartheid, quien sufrió un infarto luego de ser golpeado por soldados de Israel. Para la ANP fue un asesinato, pero forenses israelíes dijeron que murió por deficiencias cardíacas preexistentes.
En cualquier caso, su fallecimiento ha puesto otra vez en el centro del debate a Cisjordania, región que este año ha recibido menos atención mediática que Gaza pero que es igualmente conflictiva y tal vez más importante desde el punto de vista estratégico. Cualquier incidente en la zona es indisociable de las problemáticas de los territorios ocupados por colonos judíos, el muro israelí en el límite con Jerusalén y la irrupción de grupos palestinos radicales que preocupa tanto al gobierno de Israel como a los moderados palestinos del Fatah, que gobiernan Cisjordania.
Si el último brote bélico en Gaza se caracterizó por la magnitud de las pérdidas humanas y materiales en poco tiempo, el conflicto en Cisjordania es “con cuentagotas” pero permanente. Según la ONG israelí B’tselem, 43 palestinos murieron este año a manos de las fuerzas de seguridad de Israel en situaciones que no eran de combate. La cifra supera los 28 muertos de 2013, los ocho de 2012 y los diez de 2011 en circunstancias similares. Del otro lado, el ejército israelí afirma que en 2014 ha detenido cada noche en Cisjordania a entre cinco y veinte palestinos sospechados de colaboración con el terrorismo.
“Abu Ein era ministro del Fatah, luchador, ex preso y miembro de una familia muy influyente de Ramallah, lo que hace que estemos preocupados ya que con seguridad habrá reacciones”, dijo a PERFIL el activista palestino por la paz Saman Khoury, miembro de la Iniciativa de Ginebra. “Dependerá de si Israel decide poner paños fríos o elevar la tensión reprimiendo protestas y provocando más muertos”.
En el extremo opuesto, Jaime Epelbaum, habitante de un asentamiento judío en la región cisjordana de Samaria, comentó a este diario que “en los últimos meses volvieron los ataques con piedras y bombas molotov. Cada cosa que ocurre es un pretexto para atacarnos y sacar el odio afuera, y la muerte de esta persona no será la excepción”.
Aunque Khoury y Epelbaum responsabilizan a distintos actores por lo que pueda ocurrir, la preocupación por el estado actual de las cosas en Cisjordania es la misma.