Luiz Inácio Lula da Silva ganó las elecciones presidenciales de Brasil con más del 50% de los votos y por primera vez en la historia de Brasil un mandatario, Jair Bolsonaro, no consiguió ser reelegido para un segundo mandato. La derrota del líder de ultraderecha ahora despertó los temores de que no reconozca los resultados, como amenazó con frecuencia, y que estallen disturbios.
Es que el actual mandatario no salió a reconocer la derrota y eligió el silencio que genera incertidumbre. Ni él ni su entorno más cercano se pronunciaron sobre la victoria de Lula, que lo aventajó por poco menos de dos puntos en el segundo turno electoral que tuvo lugar este domingo.
"Espero que si gano las elecciones, (Bolsonaro) tenga un momento de cordura y me llame para aceptar el resultado de las elecciones", dijo Lula en Sao Paulo el 24 de octubre. "Perdí tres elecciones. Cada vez que perdí, me fui a casa. No seguí insultando, nervioso", agregó. Unos días después dijo: "El que tenga más votos, gana".
El silencio de Jair Bolsonaro
"Derrotado, Jair Bolsonaro no quiere recibir a nadie. A ministros y diputados que intentaron visitarlo este domingo tras los resultados de las urnas les dijeron que el presidente no quiere ver a nadie en este momento, ni siquiera a sus aliados más cercanos", publicó el diario brasileño O Globo.
En tanto, en medio de un fuerte hermetismo, el diario Folha de S. Paulo afirmó que Bolsonaro se recluyó junto a su hijo Flavio en el Palacio de la Alvorada, en Brasilia, desde donde siguió los resultados.
Según la prensa local, el mandatario tampoco no quiso recibir a sus ministros tras la derrota.
En las últimas semanas, Bolsonaro había vuelto a agitar el fantasma del fraude e irregularidades electorales, por lo que había incertidumbre sobre cuál podría ser su reacción ante una derrota.
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"Si la comisión de transparencia, en la que también participan las Fuerzas Armadas, no presenta nada de anormal, no hay por qué dudar del resultado de las elecciones", dijo el excapitán del Ejército el 21 de octubre. Semanas antes, al asistir a votar en la primera vuelta, Bolsonaro, había dicho que "unas elecciones limpias deben ser respetadas".
Sin embargo, el presidente lleva meses cuestionando, sin pruebas, la fiabilidad del sistema electoral de Brasil.
"Los resultados de las urnas serán respetados siempre y cuando las elecciones sean limpias y transparentes", dijo Bolsonaro durante la campaña. "Tenemos elecciones por venir y pedimos a Dios que no ocurra nada anormal, porque queremos paz para Brasil", afirmó.
Cuatro días antes de las elecciones, la autoridad electoral brasileña informó que estaba investigando una supuesta auditoría atribuida al partido de Bolsonaro, que alega haber identificado fallas en el sistema de votación y supone un "claro intento" para "enredar y perturbar" los comicios generales del domingo.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) reaccionó a un documento filtrado por la prensa brasileña, supuestamente firmado por el vicepresidente del Partido Liberal (PL).
"Las conclusiones del documento titulado 'Resultados de auditoría de conformidad del PL en el TSE' son falsas y mentirosas, sin ningún amparo en la realidad, reuniendo informaciones fraudulentas y que atentan contra el Estado democrático de derecho y el Poder Judicial, en especial la Justicia Electoral, en un claro intento de enredar y perturbar el curso natural del proceso" del domingo próximo, señaló el TSE en un comunicado.
El organismo anunció la "investigación de responsabilidad criminal de sus ideadores, dado que es apócrifo" y un "procedimiento administrativo y de verificación de la responsabilidad del Partido Liberal y de sus dirigentes".
El documento, que según la prensa local está firmado por el vicepresidente del partido, Capitán Augusto, habría identificado 24 fallas en el sistema de voto electrónico, que Bolsonaro y sus aliados ya cuestionaron en el pasado, insinuando que podría haber fraude.
Lula da Silva, presidente entre 2003 y 2010, comparó el clima político actual con el que había en 2002, cuando ganó las presidenciales al derrotar al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
"La gente del PSDB hacía política, cuando ganaba festejaba, y cuando perdía, permitía que festejase quien ganaba. No es ése el comportamiento de Bolsonaro, él puede intentar crear cualquier tumulto durante la transición", dijo Lula, durante una rueda de prensa en Rio de Janeiro.
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La actitud de Bolsonaro llevó a muchos observadores a temer violencia por parte de sus seguidores, como ocurrió con la toma del Capitolio estadounidense en 2021, tras la derrota de Donald Trump.
"Bolsonaro cuestionará" los resultados, pero no tendrá éxito porque "ni la prensa, ni la élite económica en Brasil son favorables a un quiebre institucional", sostuvo el analista Adriano Laureno, de la consultora Prospectiva.
Además, se espera un reconocimiento "rápido" de la victoria de Lula da Silva en la comunidad internacional, agrega. Bolsonaro recibió por su parte el apoyo del republicano Trump, que llamó a votar en un video por "uno de los mejores presidentes del mundo".
DS / ED