INTERNACIONAL
SEGURIDAD EXTREMA

Kim en Singapur: paseo, selfies y la obsesión por su asesinato

Las autoridades singapurenses no escatimaron en recursos para evitar cualquier riesgo durante la cumbre con Donald Trump.

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Selfie con sus funcionarios en Singapur. | Cedoc

Un tour por Singapur de noche, entre selfie, saludos y aplausos, vivió el líder norcoreano Kim Jong-un, horas antes de la histórica cumbre con Donald Trump. Kim dejó sorpresivamente la suite presidencial de 300 metros cuadrados, 8.000 dólares diarios, en el Hotel St.Regis poco después de las 21 del lunes. Nunca había viajado tan lejos desde que ascendió al poder a finales de 2011.

Con un largo cortejo de autos se dirigió hacia los Jardines de la Bahía, junto al lago artificial Marina Reservoir. En ese lugar se detuvo durante 20 minutos, en compañía de su hermana Kim Yo-Jong y otros funcionarios de la delegación. Vestido con el inconfundible estilo Mao, llegó al Hotel Marina Bay Sands, otro ícono de Singapur, y subió al SkyPark, el mirador del edificio de 50 metros de alto que ofrece una linda panorámica de toda la ciudad-estado.

El líder de Pyongyang paseó en el Puente Jubilee rodeado de guardaespaldas hasta llegar a la bahía Marina, entre aplausos y gritos dignos de un rock star. Kim respondió a los saludos agitando su mano y se tomó una selfie, sonriente, con su ministro de Educación, Ong Ye-kung, y con el canciller de Singapur, Vivian Balakrishnan, que lo subió inmediatamente a su perfil de Facebook.

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La presencia de Kim había sido anticipada por las medidas de seguridad reforzada y en el último paso fue en la bahía Marina, antes de regresar al hotel alrededor de las 23.30 horas. Según informó Bloomberg, el líder norcoreano, a pesar de la total "normalidad" que exhibió ante las cámaras de los medios de comunicación, estaba extremadamente preocupado sobre la seguridad porque temía ser víctima de asesinato.

En ese frenesí, pocos días de partir hacia Singapur Kim destituyó a tres altos cargos de la cúpula militar norcoreana: el jefe de la defensa Pak Yong Sik; el jefe del estado mayor del ejército, Ri Myong Su; y el director del buró político de las fuerzas armadas, Kim Jong Gak, según informó la agencia surcoreana Yonhap.

El "Líder Supremo" los sustituyó por nombres más jóvenes y más abiertos al proceso de distensión en el que se embarcó el gobierno de Pyongyang. Fuentes del servicio de inteligencia de Corea del Sur señalaron a Yonhap que los militares sustituidos eran conocidos por su línea dura y beligerante con Estados Unidos -especialmente los más veteranos- y por ser los más reticentes a emprender el proceso de desnuclearización.

La dinastía comunista de los Kim enfrenta amenazas de asesinato, tanto reales como imaginarias, desde la década de 1930, bajo la colonización japonesa, hasta la década de 1990, pero siempre lograron esquivar a sus posibles asesinos. Si accedió a reunirse en Singapur  es porque conoce las reputadas medidas de seguridad de la Ciudad-Estado asiática.

Las autoridades singapurenses no escatimaron en recursos para evitar cualquier riesgo durante la celebración de la cumbre estos días. Entre las medidas aplicadas, cortes de tráfico, prohibiciones de hacer fotografías, agobiantes controles cerca de los lugares donde se alojan las respectivas delegaciones.

La cumbre también requirió restricciones del espacio aéreo (con los consiguientes retrasos de los vuelos con destino y salida Singapur), detención de periodistas y el doble de Kim Jong-Un en el aeropuerto, así como la movilización de los gurkas, una de las etnias guerreras más feroces del planeta que, a su vez, forman parte del contingente de élite destinado a proteger la cumbre.