INTERNACIONAL
giro político en el país vecino

La crisis de la izquierda catapulta a la derecha en las elecciones de Bolivia

El país soporta desde hace tiempo una debacle económica que el gobierno del Movimiento al Socialismo no supo revertir. La inflación va en ascenso y hay escasez de combustible, lo que dificulta el transporte. Los precios de los productos de primera necesidad suben en forma permanente. Los candidatos del oficialismo figuran en los últimos lugares, según los sondeos. La oposición de derecha, en cambio, obtiene el respaldo de un importante sector de la población, que reclama un cambio.

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En caída. El fracaso económico del gobierno de Luis Arce y las peleas internas con Evo Morales en el MAS les hicieron perder popularidad al oficialismo y a sus candidatos. | afp

La izquierda en Bolivia se encamina hacia su peor fracaso en las urnas desde que ascendió a la presidencia de la mano de Evo Morales, quien gobernó de 2006 a 2019. Luego impulsó el triunfo de Luis Arce, su exministro y hoy un acérrimo adversario.

Evo fue inhabilitado por la Justicia para buscar un cuarto mandato en estos comicios, ya que la ley estipula que sólo se puede competir por una reelección. Desde octubre se refugia en un poblado del centro del país para evadir una orden de captura por el caso de presunto abuso de menor cuando era presidente.

Bajo el resguardo de sus seguidores, Morales promueve el voto nulo. Ante el probable triunfo de sus opositores, asegura que “no se va a escapar” y seguirá de vuelta en la “batalla en las calles”.

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La pugna Morales-Arce durante los últimos meses dinamitó al MAS y profundizó la crisis económica con violentas jornadas de bloqueos de rutas. Esto melló la popularidad de la izquierda.

El candidato del oficialismo, Eduardo Del Castillo, y el senador y dirigente cocalero Andrónico Rodríguez, ambos de 36 años, marchan rezagados en las encuestas.

La crisis nos ha “afectado totalmente. Creo que todos estamos tratando de que cambie este contexto”, dice Alejandra Ticona, una estudiante de Derecho paceña de 24 años. Aunque reconoce que antes la izquierda benefició a la gente campesina, como su propia familia, hoy quiere que gane uno de los dos candidatos de derecha para que resuelva los apuros económicos.

Sumidos en una profunda crisis económica, los bolivianos se aprestan a dar un giro radical hacia la derecha en la elección presidencial de este domingo, después de veinte años de dominio del Movimiento Al Socialismo (MAS) que lideró Evo Morales.

Este país de 11,3 millones de habitantes, con fuerte influencia indígena y rico en litio, acude a las urnas hastiado por la falta de dólares, combustible y alimentos.

La inflación acumulada del último año ronda el 25%, la más alta al menos desde 2008. La mayoría culpa de la debacle al impopular gobierno de Luis Arce.

“Nuestra situación está realmente por los suelos. Nuestra moneda se ha devaluado, los sueldos no alcanzan, todo está carísimo”, señala Freddy Millán, un ingeniero de 53 años que vive en la ciudad de Santa Cruz. Una “gran mayoría quiere el cambio porque está cansada de esta política”, agrega.

El millonario Samuel Doria Medina, de 66 años, y el expresidente Jorge Quiroga, de 65, encabezan la intención de voto entre los ocho aspirantes y se verían en una segunda vuelta el 19 de octubre. Los dos opositores prometen el fin del modelo económico de corte estatal que impuso el MAS.

Por años, el crecimiento de Bolivia dependió de sus exportaciones de gas, su principal fuente de divisas. Pero desde 2017 la producción sufre una caída constante.

Doria Medina y Quiroga prometen un plan de shock muy similar basado en un recorte drástico del gasto público y el desmonte progresivo de los millonarios subsidios.

“Se va a iniciar una nueva etapa en la que lo más importante va a ser recobrar la estabilidad económica”, para salir del “estatismo y tener una economía capitalista”, remarcó Doria Medina.

El expresidente Quiroga promete un “cambio sísmico”. Casi ocho millones de bolivianos están convocados a ejercer su voto obligatorio este domingo.

Anhelo de cambio. Después de veinte años del MAS en el poder, “el gobierno simplemente no puede echarle la culpa a nadie más” de la crisis, dice el internacionalista Pablo Calderón, profesor de la Northeastern University de Londres.

Durante el gobierno de Morales, Bolivia triplicó su producción interna, redujo la pobreza del 60% al 37% y empoderó a la población indígena.

La mayoría de gobiernos de izquierda que antes dominaron la escena política de la región perdieron su continuidad en la década pasada. Bolivia ha sido la excepción hasta ahora. Algo que, según los sondeos, está por cambiar.