ansa/dpa/ap desde Roma
“La curia tiene un defecto: es vaticano-céntrica. Ve y se ocupa de los intereses del Vaticano y olvida el mundo que la rodea. No comparto esta visión y haré todo para cambiarla.” El papa Francisco ofreció esa y otras definiciones sobre su proyecto para la Iglesia Católica en una profunda entrevista que ofreció al director y fundador del diario italiano La Repubblica, Eugenio Scalfari.
El reportaje se publicó esta semana en coincidencia con la primera reunión del Papa con el llamado “G8” del Vaticano, el consejo de ocho cardenales nombrados por Francisco para asistirlo en la reforma de la curia romana. “La Iglesia tiene que volver a ser una comunidad del pueblo de Dios y los presbíteros, los párrocos y los obispos deben estar al servicio del pueblo de Dios”, sostuvo Jorge Mario Bergoglio en otro pasaje del extenso artículo.
Para el ex arzobispo de Buenos Aires, en el pasado “los jefes de la Iglesia han sido a menudo narcisistas, adulados por sus cortesanos”.
No dudó en definir a esos jerarcas eclesiásticos que componen una especie de corte como la “lepra del papado”.
En cuanto a su visión de la Iglesia, explicó que ésta no se debe basar en el “proselitismo” sino “en escuchar las necesidades, las desilusiones, la desesperación y dar esperanza a los jóvenes y ayudar a los viejos, abrirse al futuro y difundir el amor”. En otras palabras, “ser pobres entre los pobres”. Francisco señaló, en la entrevista a tres páginas, que en el Concilio Vaticano II se decidió “mirar al futuro con espíritu moderno y abrir a la cultura moderna, que significaba ecumenismo religioso y diálogo con los no creyentes”.
Pero el Pontífice reconoció que “hasta ahora se ha hecho poco” y adelantó que él tiene “la humildad y la ambición” de pavimentar ese camino de la Iglesia hacia la modernidad. Acerca de los ocho cardenales que lo asesorarán en las reformas, aseveró que “no son cortesanos sino personas sabias y animadas por sentimientos compartidos”. Sostuvo que su papado será “el inicio de una Iglesia con una organización no sólo vertical sino también horizontal”.
Durante la conversación con Scalfari, Francisco bromeó al asegurar que cuando tiene delante un “clerical” también él se vuelve “anticlerical de golpe”. Es que, según explicó, “el clericalismo nada tiene que ver con el cristianismo; San Pablo fue el primero que habló con los paganos, los creyentes de otras religiones”.
Bergoglio prometió que la Iglesia “no se ocupará de política” ya que “las instituciones políticas son laicas por definición y actúan en esferas diferentes”. Por esa razón, dijo, “la Iglesia no irá más allá de su deber de expresar y difundir sus valores”.
En la entrevista también se tocaron temas de actualidad. El Pontífice consideró que “los grandes males que afligen el mundo son el desempleo de los jóvenes y la soledad en la que se ha dejado a los viejos”. Francisco terminó el diálogo con Scalfari prometiendo un nuevo encuentro con el periodista, quien se define ateo.