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A 20 aos de su liberacin

La importancia de Nelson Mandela para cerrar las heridas del apartheid

Lo idolatran negros y blancos. Los primeros por darles libertad y los segundos por no usar su poder para vengarse. Galería de imágenes.

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| AFP

Era 11 de febrero de 1990. Tras 27 años preso, Nelson Mandela recuperaba su libertad. Era el comienzo del fin para el apartheid. Cuatro años más tarde, "Madiba", como le dicen sus seguidores, fue elegido presidente a través de las urnas. Hoy, con 91 años, es un emblema de un país que se convirtió en la gran potencia africana.

"De nada sirve que salga a prender fuego la casa de un blanco. Si hubiéramos hecho eso no seríamos sede del mundial". La respuesta, digna de un primer mandatario, la realizó un taxista en Ciudad del Cabo. Segregación. Eso significa "apartheid" en español. Fue impuesta por la minoría blanca en 1948 y duró hasta la década del ´90. Durante esos años, los negros tenían menos derechos que los blancos.

Pero ellos no tienen odio, no quieren vengarse. ¿Porqué? Dos razones se repiten en cada entrevista: En primer lugar, no conviene dar esa imagen al mundo. En segundo, el "factor Mandela" como le dicen ellos. Mandela es el principal responsable de que su país no haya terminado en una guerra civil. La gran incógnita es que pasará una vez que Mandela ya no esté.

Carlos Twayne es guía turístico en Ciudad del Cabo. Es sudafricano y sufrió el apartheid, sobre todo cuando sus padres debieron abandonar la casa donde vivían porque allí "no podían estar negros con blancos". Todos los días recorre las calles por las cuales hasta hace unos años no podía transitar. Hoy disfruta el presente y lo deja bien en claro: "Antes no nos dejaban ir por acá", dice mientras señala las casas más pudientes de la ciudad.

Elkane Hlatswayo tiene 47 años y nació en Kcunningmore, un pequeño pueblo cerca del parque nacional Kruger. Pasó los primeros 30 años de su vida bajo el apartheid. Comenzó a estudiar, pero a los 10 años debió dejar el colegio para ayudar a su padre en una granja. Desde 2001 trabaja en seguridad y hoy es uno de los guardias más respetados del hotel Singita Boulders Lodge, en parque Kruger.

A pesar de las atrocidades cometidas por la raza blanca, Hlatswayo no tiene odio: "Ahora convivimos, no tiene que haber venganza. Los verdaderos culpables fueron enjuiciados. Es tiempo de mirar hacia adelante y dejar el pasado atrás", comenta nervioso.

¿No quedaron heridas abiertas tras el apartheid?

Al principio sí, pero hubo juicios que nos dieron paz. Tenemos que seguir el ejemplo de Mandela, que logró unirnos a todos bajo la bandera del país.

¿Cuánto influye el legado de Mandela para que esto sea posible?

Todo. Fue él quien nos hizo iguales a los blancos, fue él quien nos sacó esta esclavitud y al mismo tiempo fue él quien perdonó para terminar con la guerra de razas. Ahora es tiempo de ir hacia adelante.

¿Qué es lo peor que recuerdas del apartheid?

Que no pude seguir estudiando. Nos hacían sentir como basuras todo el tiempo. Eramos perros para ellos. No teníamos oportunidades de nada y en cambio ahora mis hijos van a la escuela y quieren seguir una carrera universitaria. Al yo tener trabajo puedo soñar con eso para ellos.

Paz. Sarah nació en Sudáfrica hace 53 años y es hija de holandeses. Cuando terminó el apartheid pensó en irse del país por miedo a que le quiten la casa y la población tome revancha por su propia cuenta. Para su suerte, decidió quedarse "aunque muchos conocidos se fueron y después empezaron a volver al ver que nada de eso pasó", explica.

Cuando le preguntan sobre Mandela, sonríe y se pone la mano en el corazón: "Es un personaje único que logró algo que nosotros no esperábamos. Sin él no se cómo hubiera terminado esta historia". Sarah hace emocionar a cualquiera cuando añade que "unió a todos, blancos y negros en lo que somos: Un país. Sudáfrica".

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(*) De la redacción de Perfil.com.