A 25 años de su muerte, el narco colombiano Pablo Escobar aún es noticia. En este caso, por una de sus tantas excentricidades: los hipopótamos. Los cuatro ejemplares que formaban parte del zoológico privado que el líder del Cártel de Medellín tenía en su propiedad, quedaron en libertad y se reprodujeron hasta convertirse en una peligrosa manada que en la actualidad se "pasean" por los campos, algo que causa terror entre los ciudadanos y que ya son más de 50.
Hipopótamo "pasea" por las calles de Doradal, en septiembre de 2017
“Decomisaron todo lo de Escobar, se llevaron todos sus animales (jirafas, rinocerontes) menos esos. Una especie invasora, que entró de forma ilegal al país y que representa un peligro para la biodiversidad colombiana”, sostuvo el director de la Corporación Autónoma Regional de las cuencas de los ríos Negro y Nare (Cornare), Carlos Mario Zuluaga, según consignó el medio El País.
El especialista sostiene que esa autoridad ambiental pide ayuda para sacar a los hipopótamos de las cercanías del municipio antioqueño Doradal, dado que allí los animales se acomodaron y reprodujeron. "Dicen que hay 50, pero podrían ser más. Es difícil contarlos", señaló.Asimismo, completó: “No son vacas, no podemos acercarnos, son animales salvajes, que están en estado silvestre”.
Durante 2018 esperan reubicar al menos a seis de estos mamíferos en zoológicos de la región. Todavía están en trámites y prefieren no decir a qué países irían, pero insisten en que es necesario trasladar la mayor cantidad posible. “Son un riesgo para la población ribereña. No podemos esperar a que ocurra una tragedia”, insiste Zuluaga, que recuerda que los primeros de estos mamíferos originarios de África llegaron a Antioquia desde Estados Unidos por orden de Escobar.
En ese marco, el hombre aclaró que aunque la responsabilidad sobre estos animales corresponde a la oficina de estupefacientes, por ser parte de los bienes del narcotráfico, fue necesaria una sentencia del Consejo de Estado para que el organismo estatal ofreciera en 2013 dinero para adelantar algunos procesos de esterilización y garantizarle el sostenimiento de esas especies. Los 500 millones de pesos (unos 170.000 dólares) que dieron han servido para esterilizar a cinco hipopótamos y contratar biólogos para que permanentemente los supervisen.
Por otra parte el biólogo de Cornare, David Echeverry, junto a investigadores de varias universidades, comenzaron a documentar el comportamiento de los hipopótamos y los efectos de su permanencia en estado silvestre. Colombia es el país fuera de África en donde más de estos animales se encuentran.
"No tenemos un manual para manejarlos. Son muchos, están sueltos, libres, pesan hasta tres toneladas y pueden alcanzar velocidades de hasta 30 kilómetros por hora”, indica al experto a la vez que detalla: "También comen mucho, hasta 50 kilos de pasto al día, y sus pisadas generan daño en los bosques".
En septiembre de 2017, un hipopótamo se paseó por las calles de Doradal. La gente del pueblo grabó con sus teléfonos y entre chistes decían que era la “mascota” del lugar. Las autoridades volvieron a decir que se debían reubicar de modo de que la población no se exponga a algún tipo de peligro.
El temor es que los hipopótamos ataquen a los pescadores que se atreven a asomarse por las aguas en donde se mueven y que el desplazamiento de otros animales ponga en riesgo la fauna nativa. "Animales como la nutria, el chigüiro y el manatí se han desplazado", asegura Echeverry.
“Los hipopótamos son muy fuertes. No tienen problemas de reproducción, son tolerantes a la hambruna y a la sequía, a cualquier condición climática, en su hábitat natural estarían amenazados por grandes felinos, por cocodrilos, pero acá no son presa de ninguna otra especie. Están libres y con todas las condiciones para reproducirse”, completó.