Venezuela se encuentra inmersa en una escalada de violencia que preocupa, tanto por lo que pueda deparar el futuro, como por la liviandad con la que el gobierno de Nicolás Maduro aborda la temática en su permanente presencia televisiva. De manifestantes detenidos se pasó a las armas de fuego de la que no se salvan ni los sacerdotes.
"Ana" es el nombre ficticio de una estudiante real, que vive en Puerto Ordaz, un barrio de la Ciudad Guayana, al sur de Venezuela. Perfil.com pudo dialogar con ella y obtener su visión de una realidad que angustia.
“La cosa ha transcurrido entre perdigones, gas pimienta y tanquetas...a eso hemos tenido que enfrentarnos los venezolanos luego de trece días de protestas”, afirma Ana, quien cuenta que esta oleada de protestas empezó a crecer cuando “#LaSalida” se une a las manifestaciones que tenían lugar en la zona andina del país.
"#LaSalida es el llamado que lanza Leopoldo López, del Partido Voluntad Popular, a respaldar las manifestaciones que inició el Movimiento Estudiantil de la Universidad de Los Andes (ULA) en la ciudad de San Cristóbal, Táchira, en rechazo a la inseguridad”, afirma la estudiante.
Como todo tiene un inicio, las protestas universitarias en Táchira se iniciaron por el hartazgo: “Dentro de las aulas habían violado una muchacha”, cuenta Ana sobre ese chispazo que desencadenó todo.
“La inseguridad en Venezuela es alarmante, pocos son los que se atreven a caminar por las ciudades luego de las seis de la tarde”. El temor a la inseguridad no es lo único que afecta al venezolano. “En el interior del país la escasez obliga a hacer colas de horas para conseguir leche, harina de maíz, azúcar o café, producto de consumos básico”, dice Ana, para luego añadir que “la inflación hace cada día más difícil la vida económica de los venezolanos”.
“Con este clima, el 12 de febrero Maduro convoca a los oficialistas a una marcha para celebrar una fecha patria: el Día de la Juventud, esto hizo que la oposición del país se uniera a las manifestaciones que ya se estaban desarrollando en contra del Gobierno”, continúa su relato Ana, y afirma que “fueron necesarios muy pocos día para que ciudades del país entero se integraran a la protesta”.
Según su relato, pronto el gobierno tomó medidas para ocultar lo que pasaba. “Prohibieron a los medios de comunicación radioeléctricos transmitir información sobre las protestas bajo el argumento de alterar el orden social, lo que, junto a la escasez de papel periódico, hizo que el país entero entrara en un BlackOut informativo”, cuenta la estudiante, y señala que por eso “los ciudadanos tomaron las redes sociales (Twitter, Facebook y YouTube) para comunicarse e informarse”.
#LaSalida. El nombre de “#Lasalida” se debe al uso de Twitter y sus etiquetas (Hashtags o HT) como base de datos para que los venezolanos pudieran dar a conocer sus denuncias al mundo por esta vía. Ana cuenta que “poco a poco, empezó a sumarse toda la sociedad civil a la protesta, ya no era sólo cosas de jóvenes, que fueron quienes la iniciaron, ahora está protestando toda la oposición.
-Perfil.com: ¿En qué consiste puntualmente #LaSalida?
-Ana: #LaSalida ha consistido en trancar las calles con barricadas, y así impedir el transcurrir de las ciudades para conseguir la atención del gobierno. El Gobierno la ha acusado de ser un golpe de estado y por eso sus participantes se han visto expuestos a verdaderos hechos violentos.
-¿Cómo se vive una manifestación en tu ciudad?
-En el, hasta ahora, último día de la manifestación, los ciudadanos han tenido que enfrentar diversas situaciones. El 19 de febrero, a las diez de mañana en Alta Vista (una de las zonas más importantes de Puerto Ordaz, Estado Bolívar), el grupo opositor vio llegar a varios motorizados identificados como afectos al gobierno a través de sus camisas rojas. Se acercaron para tumbar las barricadas. En el momento, sonaron detonaciones, amenazaron con palos a los protestantes, intimidaron con el ruido de sus motos y muchos de ellos soltaban consignas y amenazas. “Van a llevar plomo, sifrinos”, vociferaron algunos. Poco después, los opositores volvieron a montar las barricadas, lo que consiguió que las medidas que se tomaran fueran aún más fuertes. La Guardia Nacional salió a la ciudad para despejar la zona para darle paso a la marcha oficialista, que ahora, salía para defender "el Socialismo del Siglo XXI". Una vez más, luego de los ataques, los opositores volvieron a construir sus murallas improvisadas y los ataques de las Guardia Nacional empezaron a hacerse más frecuentes. Llegaron, incluso, a entrar a los edificios residenciales para atrapar a los protestantes más jóvenes.
-¿Quiénes entran a las residencias, los tupamaros?
-No, los militares. Llegan, desmontan las barricadas, los opositores las vuelven a montar, y así sucesivamente, hasta que los militares se meten en las zonas residenciales, con gases lacrimógenos. Incluso cuando no hay manifestaciones, los militares golpean a los opositores. Al vendedor de perros calientes del barrio, los militares lo han agarrado en la puerta de su casa, le pegaron y le sacaron su celular.
-¿Cómo está el interior de Venezuela hoy?
-Táchira tiene un día entero sin conexión a Internet. Algunas zonas residenciales tuvieron suspensiones del servicio eléctrico momentáneamente. Hay fuertes rumores de que están interviniendo los teléfonos. En Caracas se siente el desabastecimiento, pero en el interior del país es mucho más fuerte. En Táchira es muy difícil conseguir comida, harina, mantequilla, leche. ¿Cómo hacen las mamás para alimentar a sus chavos? Además, ahora hablan de un toque de queda. Empezó como un rumor en las redes sociales, pero en Venezolana de Televisión, canal adepto al gobierno, hicieron guiños a la posibilidad. Ayer, en la zona Las Garzas de mi ciudad, aparecieron los carros antimotines.
-¿Qué esperan para las próximas horas?
-Hoy amaneció tranquilo, pero mañana planeamos salir de nuevo. A las cinco de la mañana los protestantes vovlerán a montar sus barricadas. Seguramente la Guardia Nacional volverá atacarlos. Ahora hay jóvenes detenidos y muchos heridos de perdigones. Pero esto no sucede solo en mi ciudad, toda Venezuela está así.
Finalmente, Ana cuenta, no sin un dejo de tristeza, que se ha fomentado el odio entre las clases más pobres y las clases medias y altas, a quienes denominan burgueses, racistas y oligarcas. "Las cosas no están tan tranquilas como dice el gobierno", cuenta Ana, para luego despedirse con "un abrazo muy lleno de venezolanidad".