INTERNACIONAL
giro economico para salir de la crisis

Les llegó la hora del ajuste a los gobiernos ‘progres’ de la región

Venezuela, Brasil y Uruguay anunciaron que en 2015 reducirán el gasto público y el déficit fiscal. Con esas recetas ortodoxas, apuestan por revertir la recesión.

En aprietos. Los presidentes se reunieron ayer en Quito en la Cumbre de Unasur. Rousseff y Maduro quieren achicar el gasto. Morales sorteó la crisis y Bolivia crece al 5% anual.
| AFP

Demonizaron el neoliberalismo de la década del 90 y cuestionaron las recetas del Consenso de Washington y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Al mismo tiempo, fueron arquitectos de ambiciosos planes sociales que sacaron a millones de la pobreza. Pero ahora parecen haber extraviado el rumbo. Finalmente, el ajuste ortodoxo llegó a los gobiernos progresistas de América Latina. Brasil y Venezuela ya adelantaron que recortarán el gasto público en 2015, mientras que Uruguay advirtió que también ordenará sus cuentas.

El caso más paradigmático es el de la Venezuela chavista. Debido a la caída del precio del petróleo, que llegó esta semana a 66 dólares por barril, la economía no cuenta con las divisas necesarias para financiar el abultado gasto público –96% de los dólares que ingresan al país provienen de la exportación de crudo y sus derivados–. “He ordenado hacer un conjunto de recortes en el presupuesto de la nación –anunció el presidente Nicolás Maduro–. Este golpe por la baja de los precios petroleros lo tomo como una oportunidad para acabar con gastos superfluos, suntuarios, innecesarios y para reorientar nuestro país hacia una optimización de sus recursos”. Según el sucesor de Chávez, se mantendrán las misiones sociales.

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“Se acabó el viento de cola. Los precios de las commodities bajan y las tasas de interés estadounidenses suben, así que el dinero deja de llegar a América Latina. Los países que ahorraron durante la bonanza (en general los del Pacífico) están mejor preparados para la penuria. Los que gastaron, como Brasil, van a sufrir. Y los que se comieron los ahorros previos, como Venezuela, se van a hundir”, explicó a PERFIL Andrés Malamud, investigador de la Universidad de Lisboa.

Paradojas del PT. Tras la reelección de Dilma Rousseff, el gobierno de Brasil también dio señales de preparar un ajuste. Para recuperar la confianza de los mercados y salir de la recesión, la presidenta designó como nuevo ministro de Hacienda a Joaquim Levy, un economista ortodoxo de la Escuela de Chicago y ex gerente de Bradesco. Al anunciar sus prioridades, el ex funcionario de Fernando Henrique Cardoso y Lula da Silva declaró: “El objetivo inmediato es alcanzar el superávit primario y el descenso de la deuda pública. El superávit primario debe alcanzar el 2% del PBI”. El nuevo gobierno, que asumirá el 1º de enero, paradójicamente aplicará un programa económico similar al de Aécio Neves y Marina Silva, a quienes había cuestionado por su cercanía con los bancos.

Déficit. Otro gobierno que también insinuó un golpe de timón hacia la ortodoxia económica fue el del presidente electo Tabaré Vázquez, quien nominó a Danilo Astori en el Ministerio de Economía. “El país no necesita un ajuste fiscal definido en los términos tradicionales, necesita prudencia fiscal, cautela”, afirmó el más moderado de los economistas del Frente Amplio. Aunque la economía crece al 3% anual, el déficit fiscal alcanzó el 3,2% del PBI en el último año y encendió las alarmas en Uruguay.

Durante la última década, los líderes de la región lograron el crecimiento económico, la distribución de la riqueza y la estabilidad financiera de sus países. Ahora, ese combo se esfumó. Lo que camina por América Latina no es la espada de Bolívar, sino la tijera de los ministros de Economía.

Argentina, con recortes camuflados​


Mientras sus aliados de la región ajustan sus finanzas, es incierto el rumbo económico de la Argentina. El gasto público llegó en 2013 a 751 mil millones de pesos –22,4% del PBI–, la economía está en estanflación y las inversiones no llegan tras el último default. Pero el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no aplica un ajuste ortodoxo y posterga para diciembre de 2015 la contracción del gasto público.

Sin embargo, la elevada presión impositiva y el aumento de los precios ahorcan el consumo interno.

“Nosotros estamos haciendo un ajuste basado en la caída de la demanda de los asalariados y en los controles cambiarios por la restricción al financiamiento externo”, confió a PERFIL Roberto Frenkel, investigador del Cedes y profesor honorario de la UBA.
“Argentina se suma al ajuste con camuflaje. ¿O qué es, si no, el impuesto a las ganancias para los trabajadores de bajos ingresos? También los aumentos tarifarios y de la nafta, que en el resto del mundo baja, son ajustes. Sin embargo, Cristina tiene una ventaja que Dilma y Maduro no tienen: se va en un año y puede empujarle la crisis con la barriga al próximo presidente”, confió, por su parte, Andrés Malamud.