Desde Beijing
Luego de años de haber ejercido su influencia sobre la economía de China desde atrás del escenario, Liu He aparece hoy bajo los reflectores. En los últimos meses, el vicepremier chino, considerado uno de los cerebros de la política económica del país asiático, asumió un papel cada vez más visible y relevante en la cúpula del poder y hoy lidera las negociaciones comerciales con Estados Unidos.
Formado en la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard y cultor de un perfil bajísimo, es uno de los asesores más cercanos al presidente Xi Jinping desde su primer mandato, y uno de los 25 miembros del Politburó del Partido Comunista. No solo es decisivo en la guerra arancelaria con el gobierno de Donald Trump sino también en otros ítems estratégicos, como la reforma de las empresas estatales, la mejora del sistema previsional y la estabilidad financiera.
Liu, de 66 años, saltó a la cancha a principios de este año, cuando pronunció un discurso en el Foro Económico Mundial en Davos sobre los planes de China para el 40º aniversario de la “reforma y apertura” iniciada por Deng Xiaoping tras el maoísmo.
En ascenso. Desde que se convirtió en vice primer ministro en marzo, no paró de copar puestos económicos clave en la estructura del Partido Comunista. En mayo, Liu se reunió en Estados Unidos con Trump como enviado especial de Xi, en un intento fallido de evitar que estallara la guerra comercial. Tres meses después, está dedicado a desandar esa escalada que empieza a revelarse más dañina para Beijing que para Washington.
Ex soldado y obrero fabril, Liu ayudó a redactar los planes quinquenales que apuntalaron la economía china. Pasó gran parte de su carrera en la Comisión de Planificación Estatal y en su sucesora, la Comisión Nacional para el Desarrollo y la Reforma, órgano de planificación económica con amplísimas atribuciones.
Liu también jugó un destacado rol en la relación con Estados Unidos. Durante la crisis de 2008, fue el nexo de Beijing con los timoneles de la administración Obama, como el entonces secretario del Tesoro, Timothy Geithner, y el director del Consejo Económico Nacional, Larry Summers.
Historia. Liu tiene dos similitudes biográficas con Xi: su padre fue un importante funcionario del Partido, y su familia sufrió las purgas de la Revolución Cultural en los años 60 y 70. El propio Liu fue enviado forzosamente a trabajar al noreste del país. “Sin una reflexión sobre la catástrofe de la Revolución Cultural, hubiera sido imposible que China tuviera el desempeño económico de hoy”, escribió en un artículo el año pasado. Hay quienes dicen que se conoce con Xi desde la adolescencia y que jamás perdieron el contacto, hasta que se reencontraron en funciones de gobierno.
Un par de años antes de convertirse en uno de los funcionarios más visibles de China, el nombre de Liu estuvo en boca de analistas y observadores por un artículo anónimo publicado en 2016 en el People’s Daily, diario vocero del Partido. Allí, un “dirigente autorizado” ponía reparos sobre el endeudamiento del país como pilar de su modelo de crecimiento. En aquel momento trascendió que Liu era el autor del artículo.
Ya fuera de las sombras, ahora es su propia responsabilidad corregir el rumbo.