El mismo día en que el Reino Unido debía abandonar la UE como fruto de las negociaciones que durante dos años llevó adelante el gobierno de Theresa May, los diputados británicos rechazaron por tercera vez el acuerdo por el Brexit, agravando así la crisis política que vive el país y fortaleciendo la posibilidad de una salida traumática, el llamado “no deal”, el 12 de abril.
El tratado de retirada fue tumbado esta vez por 344 votos contra 286, lo que provocó un inmediato desplome de la libra esterlina. La Cámara de los Comunes ya había rechazado el texto masivamente el 15 de enero y el 12 de marzo.
Grave. “Me temo que estamos alcanzando los límites de este proceso en la Cámara de los Comunes”, dijo May. Las implicaciones de esta decisión son graves”, agregó.
La primera ministra subrayó que el Parlamento rechazó el acuerdo, pero también la posibilidad de una salida sin él de la Unión Europea. “El Reino Unido debe dejar la UE el 12 de abril, en solo 14 días”, afirmó May, y tendremos que encontrar una vía alternativa para avanzar”.
La jefa del gobierno británico estimó que “ahora es casi seguro que deberemos participar en las elecciones europeas” de mayo, y advirtió que Bruselas solo accederá a una prórroga adicional si esta tiene “un objetivo claro”.
Bloqueo. Ironía del destino, el tercer rechazo llegó el mismo día en que el país debía haber abandonado la UE, el 29 de marzo de 2019, casi tres años después del referéndum en que 52% de británicos votaron a favor del Brexit.
Ante el bloqueo parlamentario, Londres tuvo que pedir un aplazamiento a los otros 27 países del bloque. Estos aceptaron, pero con condiciones: si el Reino Unido no adoptaba el acuerdo esta semana, no podría beneficiarse de una prórroga hasta el 22 de mayo y debería presentar un plan alternativo antes del 12 de abril.
La primera ministra tendrá así que volver a Bruselas, después de que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, convocase inmediatamente una cumbre extraordinaria para el día 10.
Críticos. Ni siquiera la promesa de May de que dejaría el cargo apenas se aprobara el acuerdo, y que los legisladores llevarían adelante la difícil fase de negociación que se abre ahora, logró convencer a sus compañeros de partido: 34 tories volvieron a votar en su contra, y también lo hizo el pequeño partido unionista norirlandés DUP, aliado clave de May en un Parlamento donde no tiene mayoría absoluta.
Entre quienes cambiaron su voto ayer figuran el canciller Boris Johnson, uno de los más firmes partidarios del Brexit, y Jacob Rees-Mogg, líder del grupo euroescéptico en las filas del Partido Conservador.
Para los detractores de la primera ministra, la de hoy es la prueba última de que ha perdido el control de la situación. El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, instó a May a cambiar el acuerdo o retirarse inmediatamente para llamar a elecciones. “El acuerdo debe ser cambiado; si May no puede aceptarlo, debe irse y permitir que el país decida su futuro a través de elecciones generales”, dijo.