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Los chilenos votan hoy para elegir entre dos visiones de país completamente distintas

El balotaje presidencial enfrentará al izquierdista Gabriel Boric y al ultraderechista José Antonio Kast, que moderaron sus propuestas desde la primera vuelta, pero defienden proyectos contrapuestos.

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Sonrisas. Boric, de izquierda; Kast, de derecha. Una de las claves será cuánta gente irá a votar. | afp

Dos visiones completamente distintas de Chile se enfrentan hoy en unas elecciones presidenciales que han sido calificadas como las más importantes desde la vuelta a la democracia en el país andino, en las que la participación, tradicionalmente baja, jugará un papel central.

El izquierdista Gabriel Boric, de la coalición Apruebo Dignidad, que integran el Frente Amplio y el Partido Comunista,  y el ultraderechista José Antonio Kast llegan a la cita habiendo moderado sus programas con respecto a la primera vuelta presidencial, en busca de ampliar su espectro de apoyos, pero sin renunciar a lo fundamental de sus respectivos proyectos para Chile.

En la primera vuelta del 21 de noviembre se impuso Kast con un 27,9% de los votos frente al 25,8% de Boric, quien ahora lidera los sondeos, pero por un margen tan estrecho que la mayoría de los analistas hablan de “empate técnico”.

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Chile dejó atrás su imagen de “oasis” de estabilidad en América Latina hace dos años, cuando estallaron unas masivas protestas ciudadanas en reclamo de mejores condiciones de vida y un cambio hacia lo social del sistema económico neoliberal establecido por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). La crisis dejó una treintena de muertos y centenares de detenidos.

Candidatos. Representante de la coalición Apruebo Dignidad, que reúne al Frente Amplio y al Partido Comunista, el diputado Gabriel Boric promete un cambio del modelo económico, al que una parte de la sociedad culpa de las profundas desigualdades del país. 

A sus 35 años, la edad mínima para postular a la Presidencia, el candidato izquierdista aboga por un Estado más fuerte y derechos sociales garantizados tras décadas de liberalismo ortodoxo. Para ello, propone una reforma tributaria que incluye aumentar la presión fiscal sobre los más ricos y acabar con el sistema privado de pensiones, entre otras transformaciones.

Kast, candidato del Partido Republicano, de ideas conservadoras, contrario al aborto y al matrimonio igualitario, busca mantener el sistema. Su plan es restablecer “la paz y el orden”, que, según dice, Chile perdió tras las protestas que estallaron en octubre de 2019, para que el país vuelva a crecer, y así poder implementar programas sociales.

A Boric se lo acusa de “comunista”, mientras que a Kast se lo tilda de “fascista”, una dialéctica que ha polarizado una campaña enturbiada por el cruce de acusaciones.

Contexto. Estos comicios se celebran en un contexto inédito en el país. Los partidos políticos con representación parlamentaria aprobaron en 2019, para darle solución al estallido social, el inicio de un proceso constituyente, con la perspectiva de reemplazar la Carta Magna aprobada en 1980, durante la dictadura. En mayo fueron elegidas las 155 personas que integrarían la Convención Constituyente. La izquierda barrió en esos comicios, al contrario que en noviembre, y tiene una amplia mayoría entre los redactores de la nueva Carta Magna.

“No es que los chilenos cambien de opinión de una elección a otra”, expone Claudio Fuentes, analista de la Universidad Diego Portales. “En las elecciones a la Convención la derecha obtuvo poco más de un millón de votos. Es decir, la gente de derecha no fue a votar”, explicó. 

“En cambio, la gente de izquierda sí logró movilizarse para ese evento. Seis meses después, en las legislativas, lo que sucedió es que la derecha recuperó su capacidad de movilización electoral, que se acerca a 3 millones de votos, y de ellos 1,9 millones se inclinaron por el segmento más conservador de la derecha”, agrega el politólogo. 

Los indecisos y la cifra de participación decantarán el resultado final de una elección que ha dividido al país y enfrentado a familias y grupos de amigos. Chile es un país tradicionalmente abstencionista. En la primera vuelta apenas fue a votar un 47% de los chilenos, cifra, eso sí, superior a la de otras citas presidenciales en las últimas décadas.