INTERNACIONAL
Geopolítica infectada

Los límites al liderazgo de China en la pospandemia

Xi Jinping y Donald Trump se culpan por el coronavirus y continúan una disputa por el poder global que empezó antes del Covid-19. Un sistema autoritario, su poder blando y la no internacionalización del yuan, sus principales vulnerabilidades.

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Príncipe rojo. Xi Jinping niega el relato de la Casa Blanca que responsabiliza a su país por el coronavirus. | PABLO TEMES

La disputa hegemónica entre China y Estados Unidos comenzó antes de la pandemia, continúa durante, y promete recrudecer tras el Covid-19. La guerra retórica, comercial, tecnológica y geopolítica entre las dos principales economías del planeta marcará a fuego la política internacional en las próximas décadas. Políticos, diplomáticos e internacionalistas debaten sobre qué implicancias tendrá esa pulseada y si, al final, China logrará dar el sorpasso y superar a la Casa Blanca. Según la opinión de destacados especialistas consultados por PERFIL, eso no sucederá en el corto plazo.

Su sistema político autoritario, un soft power menor que el de Washington, una moneda aún no internacionalizada, la percepción de amenaza que inspira en sus vecinos y amplios sectores de su población en el subdesarrollo son algunas de las fragilidades para erigirse en el nuevo líder global. 

“Hay debilidades estructurales en el país que todavía son difíciles de saldar. Ser superpotencia global significa asumir posiciones de liderazgo internacional que la harían responsable de la resolución de problemas de la agenda global. China no está interesada en asumir esa posición”, afirma Sergio Cesarin, investigador del Conicet y profesor de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

El crecimiento económico chino de las últimas décadas encendió las alarmas en Estados Unidos, donde los republicanos y demócratas llegaron a un consenso (uno de los pocos que tienen hoy) sobre la necesidad de contener el ascenso de Beijing en la escena internacional. Su desarrollo tecnológico en áreas claves como inteligencia artificial y 5G amplifican esa preocupación. Su gigante mercado interno y su preeminencia en las cadenas globales de valor –China representa el 28% de la producción industrial mundial– son otras de sus fortalezas. Pero los internacionalistas consultados son prudentes. 

Para el doctor Jorge Malena, director del Programa Ejecutivo sobre China contemporánea de la UCA, el gigante asiático no superará a Estados Unidos en el corto plazo. “El talón de Aquiles chino es su sistema autoritario. Por ello, China carece del poder blando para generar amplia aceptación y adhesión a nivel global”, asegura. Cesarin, en tanto, sostiene que “China disputa espacios de poder”, pero cree que aventurarse a decir que superará a Estados Unidos es “más discutible”.

El poder blando de un país está vinculado a la proyección internacional de ideas, valores, cultura y sistema político y económico que, en el caso chino, no logra aún ser más seductor que el de Estados Unidos. Para graficar esa falencia, Gideon Rachman, columnista del Financial Times, preguntó a sus lectores a qué país enviarían a sus hijos a estudiar y trabajar: ¿China o Estados Unidos? El analista optó, sin titubear, por la segunda opción. 

Si bien venía recortando la brecha antes de la pandemia con altas tasas de crecimiento anuales, el producto bruto interno (PBI) chino aún está lejos del de Estados Unidos, totalizando 14 billones de dólares frente a los 21 de Washington.

Nicolás Creus señala otro aspecto fundamental para un Estado con aspiraciones hegemónicas: su moneda. “En la dimensión financiera es donde China encuentra sus mayores desafíos y limitaciones, en tanto que aún no ha logrado que su moneda sea plenamente internacionalizada. Por el contrario, Estados Unidos sigue gozando de un “privilegio exorbitante” a través del dólar”, explicó el profesor de la Universidad Nacional de Rosario. Esa fortaleza le permitió ser el único país cuya moneda se apreció, al tiempo que cayó el rendimiento de sus bonos. “Estados Unidos ofrece el mercado de capitales más líquido y profundo del mundo. El dólar ofrece ventajas únicas e inigualables, sobre todo como reserva de valor”, agrega el Director de Estrategia Global de Terragene SA. 

“Blame game”. La agresiva campaña de la Casa Blanca, llamando al SARS-CoV-2 “virus chino”, y la acusación, sin revelar pruebas, de que el virus se habría originado en un laboratorio de Wuhan, no justifican la tardía reacción en el inicio del brote y la insuficiente alerta de China a la comunidad internacional. Más allá del “juego de la culpa” entre Donald Trump y Xi Jinping, Cesarin cree que la pandemia afectó la imagen internacional y la credibilidad de China. Malena coincide, pero remarca que eso “se logró atenuar mediante una firme gestión de la crisis y vasta campaña de cooperación internacional”. 

En el corto plazo, China no superará a Estados Unidos en la disputa por el poder global. El tema, sin embargo, es la medida del tiempo. 

Para Occidente, ese período pueden ser apenas dos décadas. Para el Reino Medio, en cambio, veinte años son un pequeño suspiro en su milenaria historia. Como escribió Henry Kissinger en su libro China, “no existe otro país que pueda reivindicar una civilización tan continuada en el tiempo, ni un vínculo tan estrecho con su antiguo pasado”.

 

Reabren cines, teatros y clubes

AFP

China dio ayer luz verde a la reapertura de cines, instalaciones deportivas, teatros y otros lugares de entretenimiento, tomando precauciones contra el Covid-19. Las bibliotecas, los museos y otros sitios de interés turístico también figuraban en un documento que autorizaba oficialmente a los propietarios y gestores a volver a abrir las puertas.

Los 70 mil cines del país habían cerrado a finales de enero para evitar la propagación del nuevo coronavirus. Una decisión que afectó gravemente a la industria cinematográfica del país.

Los centros culturales podrán ahora acoger de nuevo conferencias y exposiciones, pero el número de visitantes deberá ser limitado.

La directiva del gobierno también recomienda la reapertura total de todos los hoteles, restaurantes, grandes almacenes y supermercados que aún estaban cerrados. No obstante, los lugares deberán imponer a los visitantes el uso de barbijo y el respeto de las distancias.

En China, donde el coronavirus desapareció prácticamente según las cifras oficiales, la mayoría de los empleados ha vuelto al trabajo, algunas escuelas volvieron a abrir y las restricciones de circulación se levantaron para reactivar una economía en dificultades. 

Por su parte, Hong Kong también comenzó ayer a suavizar las restricciones, permitiendo que se reabran bares, gimnasios, salones de belleza y cines, a causa de una clara disminución de la circulación de la enfermedad en la ex colonia británica convertida en territorio semiautónomo.