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Los obstáculos que aún separan a Irán y Occidente, pese al acuerdo

Si Teherán cumple con el pacto, EE.UU. levantaría las sanciones. Los republicanos controlan el Congreso y se oponen. Silencio de Jamenei.

Festejos. Los negociadores celebraron el acuerdo alcanzado el jueves en Suiza. Obama defendió el diálogo y sostuvo que Irán no accederá a armas nucleares. Alegría en las calles de Teherán.
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Pese a los festejos iniciales, el preacuerdo sobre el programa nuclear iraní, sellado el jueves en Lausana, Suiza, aún enfrenta enormes y arduos obstáculos hasta cristalizar en un entendimiento definitivo y aceptable para todas las partes. El presidente Barack Obama –el más firme impulsor de las sanciones primero y del diálogo después– deberá enfrentar en el Congreso a la oposición republicana, que controla ambas Cámaras y amenaza con revisar el resultado de las negociaciones.

En Irán, en tanto, el guía supremo de la revolución, el ayatolá Alí Jamenei, aún no se pronunció sobre el pacto, lo que arrojó un manto de incertidumbre respecto del compromiso de Teherán.

Los intereses en juego –a favor y en contra de la solución diplomática– continuarán pesando en la segunda etapa de la negociación. Los cancilleres tendrán ahora hasta el 30 de junio para definir todos los puntos y detalles del acuerdo. Entre ellos, cuándo se levantarán las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea (UE) y cómo serán las inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Un camino que, por cierto, no será fácil.

“El desafío consiste en hacer frente a todos los obstáculos que van a surgir para impedir el progreso del acuerdo y su implementación. El peligro proviene menos del lado de los opositores al acuerdo en Irán que de la oposición republicana a Obama y el sabotaje al levantamiento de las sanciones que intentarán hacer”, explicó a PERFIL Khatchik Der Ghougassian, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés.

Las sanciones económicas contra Irán tendrían que ser levantadas por resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El Congreso norteamericano también decidirá si aprueba o rechaza el acuerdo que se firmará a finales de junio en Suiza. “Es mucho más complicado el proceso de levantamiento de las sanciones por los procedimientos legales que implica el cumplimiento de parte de Teherán de lo acordado. En otras palabras, después de la batalla del acuerdo se dará comienzo a la batalla diplomático-política de su implementación”, agregó Der Ghougassian.

Rafael Grossi, embajador argentino ante el OIEA, cree que el acuerdo es positivo, pero también remarca que habrá desafíos técnicos a corto y mediano plazo. “Queda por delante un trabajo arduo en el plano técnico, para volcar en medidas concretas y verificables cada uno de los parámetros acordados. El papel del OIEA será esencial para dar las garantías necesarias a la comunidad internacional”, explicó Grossi, ex director general adjunto del organismo y uno de los diplomáticos que intervino en las negociaciones con Irán en los últimos años.

Ganadores y perdedores. Obama es la figura política que salió más fortalecida de las negociaciones. Netanyahu, por su parte, sufrió un duro revés luego de que la comunidad internacional desoyera sus advertencias. Irán, en tanto, se lleva el reconocimiento a su programa nuclear, continuará enriqueciendo uranio en su país y aguarda el levantamiento de las sanciones, que en la actualidad asfixian su economía. A cambio, aceptó las inspecciones y el control a su programa, dejando de lado la posibilidad de acceder a un arma nuclear.


“Es lógico que haya una solución diplomática, pero estamos en una región que es un polvorín y el caso Yemen pone de relieve la rivalidad de Irán y Arabia Saudita. Eso sin contar el vértice de Israel en el conflicto. Un acuerdo diplomático es lo más sensato en la medida que sea un buen acuerdo”,  sostuvo Roberto García Moritán, ex vicecanciller y diplomático de carrera.


El documento oficial, en el que se limita el porcentaje de enriquecimiento de uranio y la cantidad de centrifugadoras, estableció un marco general sobre el que los negociadores buscarán edificar una solución definitiva. Pero para darle una chance a la paz tendrán que sortear nuevos obstáculos.


Para la Argentina no cambia nada
Para el ex vicecanciller Roberto García Moritán el acuerdo por el programa nuclear no modifica las relaciones entre Argentina e Irán y no influye en la investigación por el atentado a la AMIA. “Se trata de cuestiones sustancialmente diferentes. El acuerdo lo que ha pretendido es impedir que Irán posea armas nucleares”, explicó a PERFIL. Según el diplomático, es difícil prever si la Argentina puede usar el nuevo escenario internacional para llegar a la verdad y la justicia:“Si esto implica un clima de distensión de Irán con el resto del mundo, quizás la diplomacia argentina debería usar la imaginación. Sin embargo, no parecería el caso. Irán es visto con desconfianza. Este acuerdo no soluciona todos los problemas”.

El diplomático Fernando Petrella, por su parte, opinó: “El acuerdo Obama/Rohani disipa las sospechas de que nos comprarían material nuclear a cambio de desvincularlos del atentado”. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner firmó con Irán el memorándum de entendimiento por la AMIA, declarado inconstitucional por la Justicia. Estipulaba la creación de una comisión de la verdad y el interrogatorio de sospechosos iraníes en Teherán. Antes de morir, el fiscal Alberto Nisman denunció a la Presidenta por encubrir la responsabilidad iraní en el atentado.