Los príncipes de Asturias quedaron encantados con una demostración de tango cuando inauguraron la Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR), considerada como el evento más importante de la industria a nivel mundial.
En medio de los tiempos más aciagos que recuerde la Familia Real española, Felipe de Borbón y Letizia continúan con su agenda oficial y ahogan sus penas en la letra del triste tango que vieron bailar en el stand argentino.
Motivos no les faltan. Políticos (especialmente izquierdistas y republicanos), prensa y opinión pública españolas cuestionan el funcionamiento de la Monarquía, sus gastos, su ejemplaridad y su contribución a España.
Por si esto fuera poco, en medio del escándalo de fraude de Iñaki Urdangarín -en el que está cada vez más involucrada su esposa, Cristina- salen a la luz los explosivos secretos sobre el "fraude" matrimonial que viven los reyes Juan Carlos y Sofía desde hace décadas.
Esto, sumado a la insólita imputación de Iñaki Urdangarín en un caso de corrupción, les está pasando factura a Felipe y Letizia. "Es, más que una piedra en el camino, «un peñón»", advierte Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid. Para la periodista Rosa Villacastín, el príncipe Felipe y su hermana, la infanta Elena, "son los damnificados colaterales de una historia que todavía se está por escribir".
Los más perjudicados del drama, en efecto, son Felipe y Letizia, que tendrán la tarea, algún día, de ganarse a los españoles como reyes, y que ahora están dedicados a remontar el prestigio que la Familia Real perdió hace rato. ¿Por qué ellos? Porque el rey, tras 36 años como garante de la democracia, tiene asegurado el respeto nacional a pesar de todo.
Muchos valoran el rechazo de Juan Carlos I al golpe militar de 1981, cuando la democracia daba sus primeros pasos, y se declaran "más juancarlistas, que monárquicos". Pero un sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas refleja que su popularidad cayó por debajo del aprobado.
La política Cristina Cifuentes (PP) calificó estos días a la Monarquía como "obsoleta" y "anacrónica", y tiene dudas sobre el futuro de ella, aunque reconoció: "Hemos tenido mucha suerte con el rey Juan Carlos".
Una encuesta refleja que el 76% de los ciudadanos españoles tiene una opinión "muy buena o buena" de Juan Carlos I, y que el 60% acepta la Monarquía, pero casi el %50 de los jóvenes españoles está en contra de este sistema de gobierno y estaría dispuesto a remplazar al rey por un presidente cuando Juan Carlos muera.
"La Familia Real está relativamente tranquila, pero se encuentran un poco más nerviosos en el entorno de los príncipes", contó a la prensa una fuente cercana a la Casa Real. "Están tranquilos de cara al futuro porque creen que la institución está más que consolidada, pero sí que están preocupados por el presente", agregó. Según el jurista y catedrático de filosofía Gregorio Peces-Barba, el rey y el príncipe "son ajenos y víctimas de ese tema".
El rey apuesta por Felipe, tal y como dijo en su discurso de navidad, tan lapidario para Urdangarín: "En este tiempo he podido apreciar el rigor y el acierto con que mi hijo me acompaña". Mientras tanto, algunos medios de comunicación iniciaron una campaña a favor de Felipe, ensalzando su actuación en la defenestración de su cuñado, y la Casa Real se encarga ahora de informar con más transparencias sobre su trabajo.
Días después de que Urdangarín fuera quitado de la agenda oficial de la familia, Felipe movió su ficha con un contundente discurso en Barcelona, en el lanzamiento de la Fundación Príncipe de Girona. Marcando distancia con los negocios desleales de su cuñado, afirmó que esta entidad estará guiada por una "ambición honesta y transparente".
Felipe y Letizia se muestran sobrios y prudentes al hacer cualquier declaración o aparecer en público. Como la Casa del Rey decidió activar una política de austeridad y transparencia, para mostrar una monarquía más consciente de la situación financiera, la revista ¡HOLA! retrató a la princesa buscando ofertas una verdulería de Madrid, y se vio al príncipe comprando regalos navideños en un supermercado. Como dice el tango, "el que no llora, no mama".
(*) especial para Perfil.com