Esta semana, el 24 de mayo, se celebra el quinto aniversario de la publicación de la encíclica del Papa Francisco Laudato si’, un hito que llamó la atención del mundo hacia el estado cada vez más precario de nuestra casa común. El hecho de que la efeméride coincida con un momento crítico, como la pandemia de coronavirus, hace que el mensaje profético de este importante documento del Papa Francisco sea aún más significativo. Para destacar la importancia de la encíclica Laudato si’ en este período crucial, el Dicasterio para el Servicio al desarrollo humano integral ha establecido que desde el 21 de mayo de 2020 hasta el 24 de mayo de 2021 se celebre un Año especial de aniversario de la Laudato si’. El desarrollo de esta iniciativa acompaña esta edición en la página 3. El año de aniversario ha comenzado con la Semana Laudato si’, que se ha celebrado del 16 al 24 de mayo y ha consistido varias iniciativas conjuntas realizadas en todo el mundo con un claro énfasis en una “conversión ecológica en acción”. El objetivo de la conmemoración es recordar que la urgencia de la situación requiere respuestas inmediatas, holísticas y unificadas en todos los niveles: local, regional, nacional e internacional. Como el Papa Francisco nos recuerda, “todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades”.
Un documento fundamental del Papa Francisco de esta semana y que se publica en forma completa y oficial, ocupando cinco páginas de esta edición, es el enviado a las Pontificias Obras Misionales. “El milagro de la gratuidad que se hace al servicio de la Iglesia”. Francisco enfatiza que el «fervor misionero puede obtenerse como consecuencia de un razonamiento o de un cálculo» pero nace del «el don gratuito de sí» que se hace servicio a la Iglesia. En este mensaje del Papa Francisco en expresa que “El Pueblo de Dios mendiga el don de su Espíritu; confía su espera a las sencillas palabras de las oraciones y nunca se acomoda en la presunción de la propia autosuficiencia. El santo Pueblo de Dios reunido y ungido por el Señor, en virtud de esta unción, se hace infalible “in crescendo”, como enseña la Tradición de la Iglesia” También exhorta a que “En la medida en que puedan, y sin hacer demasiadas conjeturas, custodien o redescubra la inserción de las OMP en el seno del Pueblo de Dios, su inmanencia respecto a la trama de la vida real en que nacieron. Sería buena una “inmersión” más intensa en la vida real de las personas, tal como es.
Dos páginas, las cuatro y cinco de esta edición, ocupa la transcripción íntegra del mensaje del Papa para la Jornada mundial del migrante y del refugiado que se celebrará el domingo 27 de septiembre. Francisco enfatiza el drama invisible de los desplazados internos que se ha agravado por la pandemia en frases muy significativos como la siguiente: Cuando hablamos de migrantes y desplazados, nos limitamos con demasiada frecuencia a números. ¡Pero no son números, sino personas! Y si conocemos sus historias, lograremos comprender. Podremos comprender, por ejemplo, que la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados».
Se transcribe también la Declaración de la Red Panamericana de Iglesias (Repam), de fecha 18 de mayo y firmada por el Cardenal Presidente Cláudio Hummes, el Cardenal Vicepresidente Pedro Ricardo Barreto Jimeno y el Secretario Ejecutivo Mauricio López Oropeza. La REPAM ha lanzado un llamamiento urgente al mundo “para evitar una inmensa tragedia humanitaria y ambiental”. El documento habla de un “colapso estructural del Amazonas”, un “virus de violencia y saqueo”, dejando claro de inmediato que el problema no es sólo el coronavirus: “Una tremenda fuerza, de proporciones nunca vistas, está devastando la Amazonía en dos dimensione que se combinan de forma brutal: la pandemia de Covid-19 que alcanza a los más vulnerables, y el aumento descontrolado de la violencia sobre los territorios. El dolor y el grito de los pueblos y el de la tierra, se funden en un mismo clamor”.