Cuando sea detenido este viernes, Luiz Inacio Lula Da Silva tendrá dos privilegios con el que no suelen contar los presos en brasil. Por orden del juez, el expresidente no será esposado por la Policía Federal, y será alojado en una celda especial en la llamada "Cárcel del Lava Jato". Con ese nombre se conoce al Complejo Médico Penal de Pinhais, ubicado a 40 minutos de Curitiba.
En ese lugar, el líder del Partido dos Trabalhadores comenzará a cumplir la sentencia de 12 años y un mes de prisión por los supuestos delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero.
Desde marzo de 2015, esa prisión alberga a 11 personas involucradas en el mayor caso de corrupción en Brasil como el extesorero del Partido de los Trabajadores, Joao Vaccari o el gobernador de Rio de Janeiro Sérgio Cabral.
La celda, según informó la revista Istoé que recorrió la prisión, es de 12 metros cuadrados. Tiene una ventana y una puerta de acero, un inodoro en el suelo y un tanque de agua. También cuenta con una televisión de 20 pulgadas y una radio AM / FM, sin entrada de USB.
El juez Sérgio Moro dispuso este jueves la prisión de Lula, que deberá entregarse antes de las 17 del viernes. La orden tuvo lugar horas después de que el Supremo Tribunal Federal (STF) rechazara el habeas corpus y habilitara que Lula vaya a prisión, aunque su condena solo esté firme en segunda instancia.
El líder del PT fue investigado por la supuesta aceptación, a modo de soborno, de un tríplex en Guarujá (ciudad costera cercana a San Pablo) valuado en 1,1 millones de dólares. La supuesta coima habría tenido como objetivo que la constructora OAS sea beneficiada en sus negocios con Petrobras.
El expresidente deberá usar el uniforme de la cárcel (pantalón gris y camisa blanca con un detalle azúl), que es lavado una vez por semana. Además, podrá guardar cuatro calzoncillos y cuatro pares de medias, que deberá lavar él mismo con el tanque de agua instalado en la celda.
El regimen en Pinhais es estricto: los presos se levantan a las 5 de la mañana, tienen 4 minutos para bañarse, y de 9 a 11 de la mañana pueden salir a caminar o jugar al fútbol. Los convictos pueden recibir solo a dos parientes a la vez en la celda, pero no se permiten visitas íntimas. Los abogados podrán hablar en cualquier momento, pero a través de una mampara.
La Policía no obstante, según informó Folha de Sao Paulo, prevé medidas de seguridad específicas, dado que alrededor de la cárcel hay descampados que podrían ser foco de protestas sociales en apoyo a Lula. En Brasil todos los presos tienen un período de adaptación a la prisión: en el caso del expresidente, podría concretarse en un cuartel del ejército o de la aeronáutica, por un lapso de 15 o 30 días antes de seguir hacia su celda en Pinhais.
